¡Qué ganas tienes de comerte un buen plato de macarrones con su tomate y con su quesito fundido por encima! “¡Ay, quién lo pillara!”, dices mientras suspiras y se te hace la boca agua. Pero claro, como con tu dieta los hidratos de carbonos casi no puedes ni olerlos, enseguida te olvidas de esa alocada idea.
¿Y si alguien viniera y te dijera que, al menos una vez a la semana, puedes saltarte la dieta y comerte ese plato de pasta que tanto añoras o zamparte una ración de la irresistible paella que hace tu madre? Pues abre bien los ojos y lee: puedes hacerlo y no estarás boicoteando tu dieta. Te presentamos a tu nueva mejor amiga, la cheat meal.
También conocida en español como comida trampa, la cheat meal es ese menú con el que haces un paréntesis en medio de tu dieta y que, no solo puedes, sino que debes hacer al menos una vez a la semana.
Y tranquilo, porque aunque se llame así, en realidad no estás haciendo trampa, al contrario, lo estás haciendo muy bien. Romper con la monotonía en lo que se refiere a los alimentos que tomas a diario te va a suponer una gran ayuda en tu camino hacia ese cuerpo que deseas tener.
¡Qué festín! Beneficios que te aporta la cheat meal
El beneficio principal de saltarse la dieta en un momento dado es que a nivel psicológico viene muy bien, ya que ayuda a no acabar harto de ella y, por tanto, no abandonarla al poco tiempo.
“No tiene coherencia que estemos intentando educarnos nutricionalmente y que un día a la semana pasemos de todo, pero el saber que en una comida a la semana puedes salirte de la norma, te ayuda a seguir con tu dieta”, asegura Bárbara Sánchez, nutricionista de Centro Aleris.
Pero además de la parte mental, una buena comida trampa tiene beneficios a nivel metabólico. “Si por ejemplo estamos haciendo una dieta muy baja en hidratos de carbono, el hecho de un día hacer una comida muy alta en ellos tiene ventajas a nivel hormonal y acelera el metabolismo, lo que hará que quemes más grasa”, destaca Sánchez.
Por otro lado, al seguir una dieta hipocalórica estricta o con limitación de hidratos de carbono, los depósitos de glucógeno de tus músculos puedes verse afectados. Pues bien, la cheat meal es como un super héroe que va a llegar para recargarlos y llenarte de energía.
Que no se te vaya de las manos
Lo que sí que debes tener claro es una cosa: cheat meal no significa comida basura. Una comida trampa no necesariamente tiene que estar formada por malos alimentos. Sáltate la dieta, pero hazlo bien.
Darse ese capricho que tanto se desea ayuda siempre y cuando la cosa no se vaya de las manos. En este sentido, la nutricionista Bárbara Sánchez aclara que “es importante que la cheat meal no sea comida basura y que esté formada por alimentos saludables”. Además, la experta puntualiza que “no vale hacer una dieta estricta durante seis días y al séptimo pasar de todo”.
Seguro que mientras visualizas ese festín gastronómico que vas a darte te estás preguntando cuántas veces a la semana puedes saltarte ese plan nutricional que tanto te aburre. “Si estás haciendo una dieta muy baja en hidratos de carbono, puedes meter una cheat meal cada tres o cuatro días”, indica Sánchez.
Eso sí, recuerda que se trata de hacer una cheat meal, no un cheat day. Si abres la veda durante un día entero, puede que ya estés metiendo demasiadas calorías y recuperes todas las que no has consumido durante la dieta. Vamos, que no te des un atracón, que eso sí que es trampa...
Ahora que ya sabes todo lo bueno que te aporta una cheat meal y también lo que no debes hacer, solo necesitas conocer cuándo realizarla. “Si buscamos la ventaja metabólica, lo mejor es hacer la comida trampa a mediodía y como comida post-entreno”, aconseja Sánchez.
Respecto al día, puedes reservarte para zampar lo que quieras en tus acontecimientos sociales o, si quieres ser más práctico, hacer tu cheat meal el día que vayas a hacer un entrenamiento más aeróbico en el que el ejercicio cardiovascular queme los excesos. Ahora sí, ¡buen provecho!