“Te subes a la máquina, corres y en un par de meses habrás perdido mucho peso”, escuché un día en un gimnasio. Obviamente, era una conversación entre dos amigos y pronto entendí que no tenían ni idea de cómo funcionan ni el cuerpo humano ni la cinta de correr. Y no es que yo sea muy lista, que también. Es que son muchos los entrenadores personales los que aseguran que las cintas de correr son muy efectivas, pero solo si sabes cómo utilizarlas.
Exacto. No todo es subirse y correr. Hay algunos factores, tanto de la máquina como de tu actitud a la hora de enfrentarte a ella, que determinarán los resultados que obtengas. Así pues, y sin más dilación, he aquí los cinco errores que no debes cometer nunca si quieres perder peso sobre la cinta de correr.
No esforzarte
Uno de los mayores problemas de la cinta de correr es que te acostumbras a un determinado ritmo y tiempo del que es muy difícil despegarse. Es decir, estableces una zona de confort con la que, inevitablemente, tu cuerpo no hace más esfuerzo del necesario. Así, queridos, no perderemos peso en la vida. Por eso, lo que debes hacer es introducir en tu rutina unos sprints cada pocos minutos para que así tu nivel cardíaco suba y quemes más calorías en menos tiempo.
Correr en llano
Las cintas de correr tienen un maravilloso sistema que te permite corren en cuesta. ¡Milagro! Exacto. Con un solo botón puedes elegir los grados de inclinación que quieres. Sin embargo, correr en cuesta, cuesta, valga la redundancia. Aun así, es la única opción si quieres tonificar tu tren inferior. ¿No te convence el hecho de que podrás presumir de muslos y piernas tersas? Vale. ¿Y si te digo que tu trasero desafiará a la fuerza de la gravedad si lo haces? Pues eso.
Además, si introduces cuestas en tu recorrido, esto te servirá para prepararte por si en algún momento te lanzas a la aventura de correr por la calle o en plena naturaleza. De nada.
Hacer la misma rutina todos los días
Igual que no es bueno que no te esfuerces y que tu cuerpo no salga de su zona de confort (hola primer error), tampoco lo es el que realices la misma carrera todos los días. ¿El motivo? De nuevo, tus músculos se acostumbrarán y dejarán de esforzarse. Así pues, lo que debes hacer es cambiar la velocidad, ajustar la inclinación y variar la duración de la carrera todos los días. Vaya, que no hagas dos días seguidos el mismo recorrido. Ah, y si uno o dos días a la semana le eres infiel a la cinta de correr con la elíptica, tu cuerpo también te lo agradecerá.
No fijarte unas metas
¿Por qué crees que no debes ponerte unos resultados en el caso de la cinta de correr? Mucha gente piensa, de nuevo, que es correr y ya está. Pues no. Debes pensar en algo que te motive. Y lo mejor es que puede ser cualquier cosa. Desde correr un kilómetro sin parar, subir y bajar cuestas durante cinco minutos, entrenar como si te estuvieses preparando un maratón… Lo único que debes pensar es que ese objetivo que te fijes debe estar acorde a tus necesidades y no ser demasiado exigente. Debe mantenerte motivado para que no le cojas manía a la cinta de correr. Tú y ella sois un equipo. No lo olvides.
Darte un atracón de comida después
Al bajar de la cinta de correr, todos nos sentimos poderosos. Eso es así. Y lo somos, pero no en lo que a comida se refiere. El error está en que estas máquinas suelen mostrarte las calorías que has quemado durante tu entrenamiento. Un cálculo que, normalmente, es un poco más elevado del que corresponde con la realidad. ¿Qué tiene esto de malo? Pues que nos confiamos y nos vamos directos a la nevera. Es decir, lo comido por lo servido. Así pues, muchos entrenadores recomiendan no fiarse de esa indicación de pérdida de calorías y disfrutar de una comida o snack saludable justo después de poner un pie en tierra firma.