Tras meses de trabajo toca disfrutar de un merecido mes de vacaciones. 30 largos días en los que muchas veces nada sale como deseamos. El estrés se resiste a evaporarse, las reuniones familiares añaden roces diarios, la situación económica tampoco ayuda… queremos ser felices y parece que sea misión imposible.
“Existe una presión autoimpuesta, que muchas veces nos exigimos. Pensamos que cuando estamos en vacaciones deberíamos pasárnoslo bien, y si tenemos esa idea muy instaurada, nos llevará a que estemos constantemente en movimiento y no seamos capaces de disfrutar del descanso o del aburrimiento y, si no cumplimos las expectativas, nos puede llevar a emociones como frustración y ansiedad, además de llevarnos a tener conflictos en nuestras relaciones interpersonales”, explica Pilar Conde, Psicóloga y Directora técnica de Clínicas Origen.
Disfrutar con naturalidad no está al alcance de todos, hay que “resetear” y amoldarse a las circunstancias para ser capaces de convertir nuestras vacaciones en un periodo de descanso que nos haga felices.
Tampoco vale buscar imposibles, pues “para optimizar y disfrutar las vacaciones, hay que generar expectativas realistas que puedan ser cubiertas, tanto económicamente, temporalmente y que no genere un impacto negativo en el entorno familiar, de pareja y/o personal”, aconseja la experta que, además, advierte de lo esencial que resulta organizarse bien, ya que tener en cuenta todo lo que se necesita para llevar a cabo nuestros planes y hacerlo con tiempo suficiente evitará grandes dosis de estrés.
Tener un tiempo libre al que no estamos acostumbrados, nos hace buscar con ansias miles de planes, sin que tengamos capacidad para cumplirlos. Además saca a flote dificultades que ya existían en el seno familiar y que la rutina no dejaba ver, lo que provoca un mayor número de divorcios y separaciones.
Una buena solución sencilla es hacer deporte, ya que “es un antidepresivo natural, que conlleva una relajación muscular”, recuerda la doctora Conde, por lo que se aconseja hacerlo de manera continuada y potenciarlo durante las vacaciones.
Ser felices con naturalidad puede ser sencillo si estamos dispuestos a cumplir unas pocas reglas:
- Si se cambian los planes, adáptate y disfruta de las experiencias que el momento presente te ofrece, aunque no sea lo que esperabas.
- Planifica los viajes: ten todo preparado, documentación, vuelos, hoteles…
- Utiliza la improvisación en el día a día.
- Si te toca ir con niños, anticípales la información de cómo va a ser el día. Eso les va a permitir llevar mejor las esperas, los tiempos y les facilitará disfrutar de los diferentes momentos.
- Rodéate de aquellos hobbies que normalmente son beneficiosos en tu vida: el deporte, tus amistades, la lectura, ver series… aquellos planes que te gustan.
Ser realistas es esencial, así como aprender a disfrutar de las pequeñas cosas que más nos gustan sin autoexigencias y obligaciones impuestas. El éxito de nuestras vacaciones estará en nuestra capacidad para amoldarnos a nuestra realidad y circunstancias.