Seguro que más de una vez te han entrado ganas de tirar la toalla después de un entrenamiento intenso, las desagradables agujetas o de copiosas comidas como las que se avecinan.
Sin embargo mejor que no lo hagas porque los numerosos beneficios relacionados con la gimnasia y el movimiento no duran para siempre, sino que se consiguen a base de un trabajo constante. Todo esto le puede suceder a tu cuerpo cuando dejas de hacer ejercicio.
Después de 10 días lo nota el cerebro
Según un estudio publicado en 2013 la gimnasia puede ayudar a compensar la pérdida de memoria relacionada con la edad.
Asimismo, un nuevo estudio publicado recientemente en Frontiers in Aging Neuroscience ha examinado las resonancias magnéticas de un grupo de runners después de un periodo forzado de inactividad durante 10 días y se ha verificado en todos una reducción del flujo sanguíneo en el hipocampo, la parte del cerebro asociada con la memoria y las emociones.
Una indicación interesante aunque, subrayan los investigadores, sería necesario más indagaciones a largo plazo para valorar los resultados.
Tras 14 días: la resistencia se ve 'tocada'
Después de 14 días sin practicar ejercicio podrías notar mayor dificultad en subir las escaleras o problemas para aguantar el partidillo de fútbol que echas con los amigos. Sí, ese dolor que te ha dado a un lado, es el flato.
Y es que, saltarse las sesiones de entrenamiento provoca una caída en el Vo2Max (el máximo volumen de oxígeno consumido por minuto por un persona). Puede bajar hasta un 10% después de dos semanas, hasta un 15% tras cuatro y llegar hasta un 20% después de tres meses. ¿El remedio?
Mantenerse por lo menos un poco activos: un estudio de 2009 realizado en piragüistas mostró una bajada media del Vo2Max del 11,3% en aquellos que habían realizado una pausa de 5 semanas de entrenamiento. Sin embargo, aquellos que habían continuado con un par de sesiones cada semana la bajada había sido del 5,6%.
Dos semanas: aumentan los niveles de glucosa en sangre
Según un estudio publicado en el 2015 en el Journal of Applied Physiology las personas que durante ocho meses se habían entrenado con sesiones de resistencia y ejercicio aeróbico vieron mejorar sus niveles de glucosa en sangre, sin embargo, perdieron la mitad de ese beneficio adquirido con solo 14 días de inactividad.
A las seis semanas: alerta en la balanza
Después de 6 semanas el cambio físico se verá tanto en el espejo como en la balanza. Ni siquiera los atletas de élite son inmunes a esta oscilación de peso.
Un estudio de 2012 publicado en el Journal of Strength and Conditioning revelaba que los nadadores, después de un reposo de cinco semanas, habían experimentado un aumento de 12% en sus niveles de masa grasa y un incremento de peso y cintura, y eso, pese a que no hubieran tenido una vida especialmente sedentaria.
Asimismo, una investigación de 2016 muestra cómo los atletas de Taekwondo que se habían parado durante 8 semanas, aumentaban sus niveles de grasa corporal y disminuían además su masa muscular.