Talonar o correr de metatarso. Son tantas las recomendaciones de los expertos, que el corredor termina haciéndose un lío y obsesionándose en saber cómo pisa que correr por el simple hecho de disfrutar.
Está bien mejorar la técnica y todo lo que ello conlleva, pero parece que los runners tengan que estar continuamente pendientes de cuál es la técnica correcta para “rascar” unos segundos del crono.
Ahora un nuevo estudio, realizado por la Universidad Curtin de Australia, hace que nos cuestionemos ciertas “creencias”. La investigación dice así.
Se seleccionó a 26 corredores para medir el impacto y la carga de las diferentes formas de correr. Primero se les pidió que corrieran de forma “normal”, para luego pasar a correr de forma “tranquila”. El objetivo era comprobar si la fuerza ejercida a través de las articulaciones también “se aliviaba”. Algo aparentemente lógico…
En efecto, los resultados indicaron que a un descenso del ritmo, la fuerza o presión ejercida sobre el tobillo y las caderas disminuía, pero hubo una reacción no esperada.
Las tres cuartas partes de la gente cambió su forma de correr. Cuando su cabeza les ordenó ir más despacio, empezaron a correr con una mayor presión en la zona del antepié; sin embargo, la presión ejercida sobre sus articulaciones no descendió y lo que cambió fue la posición de su cuerpo.
¿Qué dicen los expertos? Del estudio se extrajeron varias conclusiones. Una de ellas fue que el uso de una técnica y otra al reducir la velocidad se traduce en un cambio en cargas ejercidas en las articulaciones y los músculos, lo que puede conllevar a ciertos tipos de lesiones.
Por otro lado, el mismo estudio añade que los corredores que corren de antepié tienen un mayor riesgo de sufrir lesiones en la zona del tendón de Aquiles, mientras que los corredores con una mayor tendencia a talonar sufren más probabilidades de sufrir dolor de rodilla. La sorpresa que se desprende de la investigación es que cuando el corredor reduce su velocidad, aparecen diferentes formas de correr.
Estilos para todos los gustos
Todo esto suena a que resulta difícil saber la forma de correr de cada uno. Eso de decir: “Yo talono o yo corro de punta”, no está del todo claro, lo que conlleva difícilmente ser contundentes en decir que un estilo u otro es más o menos beneficioso para el corredor.
Un estudio llevado a cabo por investigadores de Tampere (Finlandia) puede ayudar a apaciguar un poco esta discusión. Ellos sugieren que cualquier tipo de pisada tiene sus ventajas e inconvenientes, señalando que la forma correcta de correr depende del tipo de corredor.
Llegado a este punto y analizando un poco la actualidad, correr continúa creciendo en popularidad, pero la tasa de lesiones no han caído pese a décadas de investigación en busca de intentar reducirlas.
¿Se puede concluir que no existe una manera correcta y segura de correr? Son muchos los corredores los que atestiguan que cambiar el apoyo no parece sencillo y profesionales aseguran que es mucho más complicado cambiar los hábitos a un corredor experto que a un runner principiante.
Si después de leer todo esto sigues hecho un lío, no pienses mucho en el movimiento y que el correr sea una acción automática de tu cuerpo. Eso sí, escucha a entrenadores y que sean ellos quienes te guíen. Los experimentos no llegan a ningún lado.