Azules, rojas, naranjas, amarillas…Las bebidas isotónicas son uno de los productos con mayor demanda por parte toda clase de deportistas, mayoritariamente runners. El agua no es cool.
Por eso, ahora lo que se lleva para hidratarse es este tipo de bebida multicolor, aupada por mediáticas campañas de publicidad enfocadas en hablar de las maravillas que reporta al cuerpo cuando se trata de reponer la pérdida de sales minerales y vitaminas tras la realización de la actividad física. Y la pregunta que toca hacerse es: ¿Ayudan realmente o es puro marketing?
Salir a correr, al igual que realizar cualquier otra actividad deportiva, lleva intrínseco un aumento de la temperatura corporal. Como consecuencia de ello, el organismo comienza a sudar con la finalidad de regular ese exceso de calor.
Este proceso natural llamado sudoración conlleva una pérdida de agua y sales minerales (potasio, sodio y cloro) que repercute en el corredor disminuyendo su rendimiento e incrementando el tiempo de recuperación tras la realización del ejercicio físico.
Es en este momento cuando se plantea el quid de la cuestión. Lo más natural sería beber agua para reponer los líquidos perdidos. Sin embargo, esta sustancia líquida sin olor, color ni sabor está exenta de sales minerales y carbohidratos.
Y de ahí la razón de la existencia y proliferación de las bebidas isotónicas, que ingeridas antes o durante la realización de la práctica deportiva aumentan el rendimiento del runner, mientras que consumidas después del ejercicio, aceleran el proceso o tiempo de recuperación del corredor.
Lo primero que conviene aclarar es que dentro del segmento de mercado concerniente a las bebidas isotónicas, como casi todo en esta vida, existe un extenso abanico. Partiendo desde las que comercializan las principales marcas y, que prácticamente todo el mundo ha probado un traguito en alguna ocasión como refresco, hasta las más especializadas y por ello, tal vez menos conocidas, las cuales suelen venderse en formato polvo para su posterior disolución en agua.
¿Qué aportan las bebidas isotónicas al organismo? Fundamentalmente ayudan en la hidratación, gracias a la inclusión de sales minerales, vitaminas y electrolitos. Y, al mismo tiempo, proporcionan glucógeno o energía a los fatigados músculos del corredor mediante una buena mezcla de hidratos de carbono rápidos y lentos que suelen contener esta clase de bebidas modernas (aunque esto no siempre es así, de ahí la importancia de fijarse en su composición) con el fin de evitar la temida pájara en carrera.
En definitiva, ¿Sirven para algo las bebidas isotónicas? Podríamos afirmar que sí, sobre todo cuando se trata de entrenamientos muy exigentes o carreras de larga distancia como maratones en la que se pierde una ingente cantidad de minerales y electrolitos y, como consecuencia de ello, aparecen los frecuentes calambres en las piernas del corredor. Y es que el agua, la mejor fuente que tiene el ser humano para hidratarse cuando suda y tiene sed, ayuda, pero no lo suficiente cuando el esfuerzo a realizar es de proporciones notables.