Pues bien, este ayuno intermitente no es una dieta pero sí un patrón de alimentación. Eliges una parte del día en la que no vas a comer (esto se conoce como la ventana del hambre), y la otra parte del día es la que eliges para ingerir alimentos.
Para comenzar, lo más recomendable es elegir el plan de 16:8, donde dejas de comer durante 16 horas, y sí comes desde el mediodía hasta las 20 horas. Mirándolo así ya parece menos locura, ¿verdad?
Pero vamos a lo que nos interesa, ¿de verdad esto nos ayuda a perder peso? Veamos lo que dice la dietista Stephanie Ferrari: “La fórmula para perder peso es muy fácil. Cuando el número de calorías que comes es menor que las que quemas, entonces perderás peso. Cuando ayunas por un período más o menos largo, hay menos oportunidades de consumir calorías, motivo por el cual este tipo de patrón funciona a la ayuda de llevar una ingesta calórica más baja, con menos esfuerzo”.
También confirma los buenos resultados del ayuno intermitente la Dra. Luiza Petre, especialista en pérdida de peso y cardióloga, que además cuenta que aumenta la hormona del crecimiento al mismo tiempo que reduce los niveles de insulina. Estos dos factores favorecen la quema de grasa. Además añadió que: “La insulina se reduce cuando tienes hambre, y baja los niveles de insulina, lo que resulta una mayor quema de grasas”.
Por otro lado, el ayuno intermitente también te hace beber más agua, cosa que se nos suele olvidar con mucha facilidad. Esto favorece la digestión y, lo mejor de todo, hace que te sientas menos hinchado.
Esto puede sonar raro, pero lo cierto que también tendrás más energía. “Como tu cuerpo usa la grasa de tu cuerpo para obtener energía, ésta es digerida lentamente, y llevada al hígado para procesarla. Después puede ser utilizada como energía”, explica la doctora. “Este proceso no tiene subidas y bajadas, sino que es estable, lo que otorga más energía, más funcionalidad cognitiva, y mayores niveles de concentración”.
Pero esto no es todo, además de ayudar a la hora de perder peso, el ayuno intermitente beneficia a la hora de los procesos de auto reparación de nuestro organismo. La autofagia, que es así como se llama este proceso, es una función de las células por las que se auto reparan, reciclando las moléculas que están dañadas. “La autofagia es baja cuando los niveles de insulina son altos, de modo que cuando dejas de comer y los niveles de insulina bajan, la autofagia crece considerablemente”, concluye Dr. Petre.