¡Ay! ¡Qué envidia nos dan esos grupitos que van a entrenar juntos al gimnasio! No solo se ayudan entre ellos a sujetar grandes pesos cuando es necesario un empujón en la última repetición, sino que además se lo pasan pipa hablando de sus cosas.
“¡Qué solo me encuentro!”, has pensado más de una vez al verte rodeado de hierros fríos. Si la pereza y el aburrimiento se apoderan de ti cuando pisas el gimnasio, cambia el chip. Te damos seis trucos para que tú, que entrenas solo, no te aburras.
Lleva tu propia playlist
El hilo musical del gimnasio puede que no sea de tu estilo. Y es que no hay término medio... a veces te ponen música de propia de un chill out de Ibiza y otras parece que estás en un after salvaje.
Además, en ocasiones el sonido está demasiado alto mientras que otras veces apenas se escucha la música. Mejor móntatelo por tu cuenta y verás como no te aburres aunque entrenes en soledad.
Lleva siempre tus cascos para conectarlos a tu propia música en tu teléfono móvil o reproductor MP3. El subidón que te dará escuchar tus canciones favoritas hará que entrenes con energía y motivación.
Eso sí, ¡cuidado!, porque en cualquier momento te encontrarás a ti mismo haciendo un playback con coreografía incluida frente al espejo.
Haz entrenamientos cortos
Lo poco gusta y lo mucho cansa; en el gimnasio pasa exactamente lo mismo. Hay gente que parece que vive allí, como ese chico al que ves vayas a la hora que vayas.
Sin embargo, con un entrenamiento breve de 45 minutos puedes conseguir grandes resultados si te organizas bien y no pierdes el tiempo. Las sesiones demasiado largas pueden provocar que te aburras, abandones enseguida el gimnasio y no quieras volver a asomar tu flequillo por allí. Pídele a tu monitor que te haga una rutina de unos 45-50 minutos... ¡y verás la diferencia!
Ve apuntando lo que haces
No hay nada más aburrido y desmotivador que entrenar sin un objetivo concreto. Lleva papel y boli al gimnasio o usa la herramienta de notas de tu móvil. Será como tu diario del gimnasio.
Apunta los pesos, las series y las marcas alcanzadas en cada entrenamiento. Así llevarás un control, estarás más entretenido y querrás superar tus propios logros cada día.
Las nuevas pulseras de actividad física que existen en el mercado también pueden ayudarte en este sentido, indicándote muchos más aspectos de tu entrenamiento.
Renueva los entrenamientos
Las sesiones monótonas y rutinarias son tu peor enemigo a la hora de hacer de tu paso por el gimnasio algo divertido. Si no entrenas acompañado y, además, no cambias de rutina, los entrenamientos se te harán más pesados de la cuenta.
Esto, a la larga, puede provocar que pierdas el interés por el gimnasio. ¡Dale una vuelta de vez en cuando a tu tabla! Cambia tu rutina y ve introduciendo nuevos ejercicios o prueba nuevas actividades. Recuerda que hay vida más allá de las pesas: spinning, Crossfit, abdominales... ¡Sal de la rutina!
Explota los selfies
Aprovecha ese momento en el que estás sudado y sexy, con los músculos bien hinchados tras esas duras series de bíceps que acabas de hacer.
Vete, corre hacia al espejo más cercano y solitario que haya en el gimnasio (así tendrás intimidad), desenfunda tu móvil y pon morritos... ¡Aaasí, genial! Sácate una foto (o varias, que luego ya eliges...) y súbela a Instagram, Twitter y Facebook.
Sigue entrenando y, entre ejercicio y ejercicio comprueba cómo los likes y comentarios de tus amigos y seguidores animan tu entrenamiento y hacen que no te sientas tan solo en el frío gimnasio. ¡Arriba ese ego!
Aprovecha las apps de ligoteo
Ligar en el gimnasio es posible. O al menos cotillear. Abre tu Tinder, tu Grindr o tu aplicación de ligoteo de confianza y aprovecha para ver quiénes de tus compañeros de sala están usando esa misma app.
Muchas de estas herramientas te muestran la localización de los perfiles de usuarios, así que podrás jugar a identificar si esas personas que están entrenando a tu lado son las que te aparecen en la aplicación.
Son muchas las formas para no sentirte solo ni aburrirte en el gimnasio, pero recuerda a lo que has ido. No te distraigas demasiado, cumple con los tiempos de descanso entre ejercicios y aprovecha el tiempo que estés allí.