No es que tu vida sexual fuese aburrida, pero seguro que desde que empezaste a hacer deporte ya notaste algún cambio en ella. El principal es que tienes muchas más ganas de practicar sexo. Eso sí, ahora a los gastos en suplementos de proteínas tienes que sumarle el presupuesto que te dejas comprando preservativos porque chico, lo tuyo es un no parar. Si te preguntas por qué el gimnasio ha hecho que tu apetito sexual haya aumentado de esta manera, lee atentamente, porque te sacamos de dudas.
Las hormonas se revolucionan
Tus hormonas se han venido arriba. No es cosa tuya, es algo que suele ocurrir a todos los que llevan a cabo entrenamientos de fuerza. El que estés más excitado sexualmente se debe a que las pesas hacen que tus niveles de testosterona aumenten. Es por eso que, desde que eres fiel al gimnasio, tienes muchas más ganas de sexo.
Ves a gente sexy con ropa ajustada
Confiésalo, el gimnasio te pone. Alguna vez en la sala de pesas te has sentido casi igual de excitado que viendo una peli porno. Músculos marcados levantando pesas, ropa ajustada dejando muy poco espacio a la imaginación, sudor recorriendo la piel en cuerpos esculturales...
¡Ay!, así da gusto entrenar, piensas, aunque la verdad es que a veces te cuesta un poco centrarte en tus ejercicios. La ducha fría que te das después del entrenamiento no te baja el calentón y cuando llegas a casa tienes muchas más ganas de tener sexo.
Te sientes más guapo
Ir al gimnasio no solo ha hecho que te sientas mucho más guapo, sino que realmente ha conseguido que lo estés. ¡Menudo cuerpazo se te ha puesto! Has logrado estar justo como querías y por fin se han esfumado todos tus complejos.
Te miras en el espejo y te gustas. Verte y sentirte mejor ha hecho que tu autoestima esté más alta, por lo que tus ganas de sexo también han aumentado. Ya no te importa desnudarte y pasar a la acción si surge la oportunidad.
Estás más activo y te da menos pereza
La pereza puede hacen estragos en tu vida sexual. Puede que hayas notado que cuando no vas al gimnasio te amodorras, estás menos activo y te apetece hacer menos cosas. En cambio, cuando acudes a entrenar sales lleno de energía.
La explicación es que el deporte hace que tus niveles de endorfinas, testosterona y adrenalina se eleven. Por eso, desde que eres un habitual del gym, te apetece mucho más tener relaciones sexuales. Ahora es raro escuchar de tu boca eso de ''hoy no, cari, que me duele la cabeza'' o ''mejor mañana, churri, que tengo mucho sueño y me estoy quedando dormido...''. Cuando se trata de sexo, siempre estás preparado.
Conoces a más gente
Por si no tenías suficiente con Tinder, Grindr y otras aplicaciones de dating, el deporte hace que conozcas aún más gente no solo sexy, sino también interesante y con la que tienes muchas cosas en común. El grupo de crossfit, los de la clase de zumba, tus nuevos amigos de la sala de pesas del gimnasio... ¡Menuda vida social!
No paras de conocer gente nueva durante tus entrenamientos y eso hace que tengas más posibilidades de ligar. Como todos y todas están como un tren, no es extraño que te acaben gustando, que se produzca el ligoteo y que tu vida sexual sea un no parar.
Has descubierto muchas más posibilidades
La agilidad que te han dado los ejercicios del gimnasio y tu mejor forma física han hecho que pruebes nuevas posturas sexuales que te estabas perdiendo hasta ahora. Y claro, como hay tantas, no puedes evitar querer repetir para probar alguna nueva.
Además, como tienes más fuerza y resistencia, aguantas mucho más durante las relaciones sexuales y no acabas tan cansado como antes. Hay que ver lo que da el gimnasio de sí. ¡eso sí que es aprovechar bien la cuota de socio!