“Napercise” no es otra cosa que la combinación de “nap” (siesta) y “exercise”, iniciativa propuesta por la cadena de gimnasios David Lloyd para reducir estrés, fatiga y cansancio acumulado en apenas 45 minutos de sesión.
Altos ejecutivos, deportistas, trabajadores a turnos y padres estresados que no duermen por las noches podrían ser el público objetivo. Atención, porque según los expertos en “napercise”, deportes como HIIT y crossfit son oxidativos y provocan un envejecimiento celular que solo se puede compensar con una buena calidad de sueño. De ahí que estas siestas se presenten como complemento a los entrenamientos.
Napercise: fuera prejuicios
Lo de ir a dormir a un gimnasio, rodeada de desconocidos tan estresados como yo no lo veo, pero vamos a ello. En el club David Lloyd de Aravaca (Madrid), el espacio para los “durmientes” tiene vistas extraordinarias del skyline de la ciudad, música relajante y vinilos decorativos con paisajes de bosques. Hay que cruzar la sala de máquinas para entrar. Mientras otros sufren tú vas a dormir plácidamente. Con antifaz. En un gimnasio.
“Se trata de crear un ambiente y un clima que aumente tu eficacia del sueño de forma natural. Antiguamente, cuando solo dependíamos de la luz del sol para organizar nuestro día, se dormía respetando los ritmos circadianos del cuerpo, pero el estrés, ritmo frenético y jornadas laborales eternas nos han hecho perder ese equilibrio natural.
Una siesta resetea a nivel neurológico, pero no debe durar demasiado: las siestas en España han sido tradicionalmente muy largas. Después de 20 minutos de desconexión despertarás más despejado, concentrado y relajado e incluso mejora el rendimiento deportivo”, explica José Ramón Gutiérrez, coordinador de fitness de David Lloyd de Aravaca.
La mejor postura para dormir
Lo primero, nos dice este instructor del sueño, es tomar conciencia de nuestro cuerpo y nuestra higiene postural. No podemos lanzarnos en plancha sobre el mullido colchón como si fuera nuestro último día en la tierra. Recomienda estiramientos, suaves, antes de la siesta. Y después, para evitar latigazo cervical.
La mejor postura para dormir, según los expertos, es una posición fetal lateral sobre el lado izquierdo -porque disminuye la presión arterial- y colocar una almohada entre las rodillas para alinearlas con la cadera, otra almohada bajo el brazo si se nos carga el hombro y otra bajo el cuello pero no demasiado elevada o forzada. Van tres almohadas. Cada uno que lo gestione con su compañero de cama como pueda si quiere dormir correctamente en casa. En la napercise es así.
Por supuesto, nada de consultar las últimas noticias y notificaciones en el móvil. En el libro Dormir, el “coach del sueño” de deportistas de elite, Nick Littlehales desmitifica la leyenda urbana sobre dormir 8 horas y explica por qué la “luz azul” de los dispositivos electrónicos está provocando una epidemia de problemas de sueño.
“Si utilizas dispositivos o luces potentes hasta altas horas de la noche, esto va a causarte problemas. Te conducirá a lo que el catedrático Chris Idzikowski denomina «sueño basura», un sueño interrumpido y mermado porque nuestro estilo de vida y nuestros aparatos inhiben la producción de melatonina y adelantan nuestros relojes biológicos”, escribe el autor.
Solo vas a “malgastar” 45 minutos de tu vida en una siesta. ¿Podrás dejar las preocupaciones fuera de la sala napercise? Nada de repasar mentalmente todo lo que tienes que hacer. Porque es muy probable que después de este sueño sueño seas más eficiente y productivo. Y para eso hay que desconectar el cerebro.
Si hemos hecho todo lo anterior correctamente… queda la fase final: salir de la cama, aplicable a cada mañana, no solo a la siesta.
Mientras dormimos se produce una rehidratación de los discos vertebrales, así que la columna se resentirá si nos levantamos de forma brusca. Aún tumbados debemos estirar las extremidades como si estuviéramos en un potro de tortura. Luego nos plegamos y recogemos para abrazar las rodillas sobre el pecho. Giramos sobre la cadera suavemente y posamos los pies en el suelo. Arrugamos los dedos de los pies. Cogemos aire y nos levantamos. A partir de aquí… vuelve a ponerse el contador a cero.