"La presión que ejercen los pantalones sobre el abdomen cuando están muy apretados es similar a la de una faja. Presiona sobre los músculos paraespinales, el psoas y los subglúteos. En todos ellos se apoyan la espalda y la pelvis, por lo que se debilitan y pierden capacidad de movimiento", advierte Ata Pouramini, quiropráctico y director de Quiropractic Valencia
La estrechez de las líneas de los leggins vaqueros resta libertad de movimiento, especifica el experto que, en general, "limitan la movilidad inferior puesto que presionan los músculos flexores de la cadera. En este sentido, nos molestarían al sentarnos, al agacharnos, al caminar y, por supuesto, al correr", explica.
Esa misma presión afecta a los nervios que conectan extremidades inferiores con espalda, provocando pinzamientos entre otras dolencias.
"El sistema nervioso periférico no se encuentra protegido y la presión va directamente sobre los nervios, pero son perjudiciales en general para el correcto funcionamiento orgánico. Y, comos sabemos, en la espalda se reflejan otros problemas no originados estrictamente en esa zona", confirma Pouramini, que recuerda que existen otros efectos negativos como la celulitis, una respiración deficiente, cistitis...
"La ropa ajustada está comprimiendo venas y arterias, dificultando el correcto retorno sanguíneo. Si se tiene algún problema de retención de líquidos, de varices , mucho cuidado con este tipo de prendas. Sobre todo en verano, porque nos podemos arriesgar a la aparición de edemas", las advertencias del quiropráctico nos lleva a pensar que usar los vaqueros de faja no parece la mejor opción.
Distinguir entre unos pantalones un poco apretados o lucir otros dos tallas más pequeños es esencial para poner remedio a un problema con consecuencias negativas para nuestra espalda. Notar presión debería ser suficiente para descartarlos si no queremos tener problemas.
Marcar curvas no significa ir "embuchado", no hay más que acertar con la talla e ir cómodo para ofrecer relax a nuestra espalda.