La decisión sobre comenzar una nueva vida tuvo lugar en una visita a un parque de atracciones, donde su sobrepeso era la causa de que no pudiera disfrutar de muchas de las atracciones.
Decidió coger el toro por los cuernos y apuntarse a un programa de alimentación saludable y pérdida de peso, después de ver el gran cambio que había sufrido su hermana, que fue quien le recomendó empezar a tomar las riendas de su vida.
El programa Take Shape for Life, combina el asesoramiento personalizado sobre salud, hábitos saludables, y todo lo relacionado con el objetivo de Pam.
Antes de hablar con su hermana, Pam pensó seguir las famosas dietas que cuentan las calorías, las que van por puntos en función del alimento, etc., pero era consciente de que tal vez empezaría fuerte, pero a las dos semanas dejaría de contar cada cosa que comía, y volvería a sus hábitos anteriores.
Pero Pam ya sabía que además de llevar una buena alimentación, tendría que pegarle duro con el ejercicio. Sorprendentemente, descubrió que el entrenamiento en circuito y el trabajo de fuerza con un entrenador personal eran sus favoritos. Así que desde el día uno, dedicaba dos entrenamientos semanales con su entrenador, y otros dos al entrenamiento libre en el gimnasio.
Después de lograr su primer objetivo, Pam aún tenía miedo de los entrenamientos (sabía que tenía que apretar un poco más). Pero ella misma quiso ponerse a prueba y marcarse otro objetivo. Quería seguir con su estilo de vida saludable ya que, independientemente de la notable pérdida de peso, Pam se sentía fuerte, con energía, y con la autoestima por las nubes.
Pero cuando le preguntan a Pam cuál fue el cambio más grande, además de la pérdida de grasa, la respuesta es bastante sorprendente. Cuenta que desde que su bebé nació, jamás pudo ponérselo sobre su regazo porque “no tenía regazo” debido a su sobrepeso. El poder dar un abrazo a su hijo, cosa que le costaba hacer por el peso, fue otro aliciente para no salirse de su camino y continuar hasta llegar a un peso saludable.
Otro factor importante que mantuvo a Pam motivada durante todo su año de gloria, fue el registrar su peso periódicamente. Al principio lo hacía con una aplicación que sólo registraba el peso, pero al ver que funcionaba, decidió comprarse un FitBit para hacer ese registro más completo.
Y lo mejor de todo es que a día de hoy, Pam sigue manteniendo un estilo de vida saludable. Come seis veces al día, desayuna una tortilla francesa con un café o té, a media mañana y media tarde toma dos snacks de menos de 100 calorías(entre las 8am y las 10 am, y entre las 2pm y las 4pm), y para cenar siempre elige ensalada o verduras con carne blanca rica en proteínas.
Si miramos en su nevera, lo que nunca faltará serán las verduras como el brócoli, la coliflor, o los pimientos. Tampoco puede pasar sin su leche de almendras, huevos, queso, o pechugas de pollo.
En resumen, el cambio de vida de Pam tuvo como protagonistas una buena alimentación y una vida activa, pero el personaje principal de su particular película fue la fuerza de voluntad, ya que tiene que reconocer que fueron muchas las veces que pensó en rendirse.