El otoño es la época perfecta del año para plantearnos objetivos y proponernos retos. En general, volvemos a la rutina, pensamos incluir nuevas actividades de ocio en nuestra vida y hacemos balance de aquello que nos gustaría mejorar.
Es el momento de llevar una vida más saludable, comer mejor, perder los kilillos del verano, apuntarse al gimnasio, dejar de fumar o aprender idiomas. Lo cierto es que, en general, llega el uno de enero, cambiamos de año y seguimos con los mismos objetivos apuntados en la hoja de tareas pendientes.
Si quieres ver resultados, sin morir en el intento, te planteamos una fórmula que te permitirá conseguir objetivos realistas en apenas dos estaciones. Anímate, apúntate a clases de baile y la primavera que viene disfrutarás de los resultados:
Pierde peso
No es nuevo que para perder peso, además de una alimentación equilibrada y saludable, es imprescindible incluir el ejercicio físico en nuestra rutina. Lo sabemos pero a muchos les cuesta encontrar una actividad que les motive lo suficiente como para no abandonarla en unos días.
Bailar es el complemento perfecto de cualquier dieta. Es un ejercicio aeróbico que nos permitirá quemar calorías, eliminar toxinas y reducir la ansiedad de tener que medir la comida. Si eliges disciplinas como salsa, zumba o swing, estarás ayudando a tu cuerpo a deshacerse de todo lo que le sobra. En apenas seis meses, con constancia, verás con sorpresa cómo bajan los números en la báscula.
Adiós carnes colganderas
Si eres de los que no tienes kilos de más, pero no soportas la flacidez de tu cuerpo, ponte manos a la obra para tonificarlo. Bailar te ayudará a tener una musculatura fuerte y elástica. No hace falta matarte con las pesas para que tus músculos salgan de su escondrijo.
En disciplinas como el tango, trabajarás el tren inferior sin apenas darte cuenta, mantendrás un buen abdomen practicando danza del vientre, y verás cómo mejora el aspecto de tus brazos bailando flamenco o Bollywood.
Más resistencia
¿Te ahogas subiendo las escaleras? ¿Tienes que correr para coger el autobús y llegas con la lengua fuera? Pues es hora de trabajar tu resistencia y capacidad pulmonar. Está claro que tu forma física deja mucho que desear, así que el baile también mejorará este aspecto.
Al hacer ejercicio de forma continuada, cada vez habrá más oxígeno en tu torrente sanguíneo, ensancharás tus pulmones, mejorará tu tensión y respirarás mejor. Despídete de la vida sedentaria y de desgastar el sofá.
Coordinación y postura
Bailar nos ayuda a tener una mejor percepción de nuestro cuerpo. En casi todas las disciplinas de baile se trabaja con un espejo delante, lo que nos obliga a ser conscientes de nuestra postura y nuestra forma de movernos.
Bailar mejora notablemente la coordinación, nos ayuda a disociar las distintas zonas del cuerpo, trabaja la postura y al corregir posiciones viciadas, evita dolores de espalda vinculados a la vida sedentaria o al trabajo de despacho. En apenas unos meses sentirás que tu cuerpo ha rejuvenecido.
Adiós tristezas
Bailar es un antidepresivo sin efectos secundarios. Muchos psicólogos lo recomiendan como tratamiento complementario a la terapia. Soledad, depresión, miedos, baja autoestima… todo es mejorable si te apuntas a la fiesta de endorfinas que supone participar en una clase de baile. Las hormonas de la felicidad están muy presentes cuando bailamos, lo que nos hace desconectar, olvidarnos de los problemas y sentirnos plenos mientras realizamos esta actividad.
Además, nos permite mejorar nuestra vida social, conocer gente y encontrar una forma de ocio sana y divertida. Si participas en disciplinas de baile en pareja o colectivas, podrás salir a practicar lo aprendido casi cualquier día de la semana. Es una de las pocas actividades que generan adicción sin contraindicaciones.