Practicar deporte es un estilo de vida y el running ya forma parte del día a día de muchos. Todas esas frases motivadoras publicadas en las redes sociales acerca de lo que aporta el running, esas fotos de ‘subidón’… aparentemente es la estampa perfecta.
El running es ‘el deporte’ idóneo para dar el ‘chute’ de superación personal que uno necesita. Ahora mi pregunta es: ¿eres runner? ¿Te sientes identificado con lo que acabo de escribir? En mi caso, soy runner y no todo pinta tan bien como se proyecta en las RRSS. Existe una lista de secretos que no son tan bonitos para mostrar en esa foto.
Cada corredor tiene su tabla de obstáculos contra los que lucha cada día, con el fin de mantener un nivel de condición física alto o simplemente estar bien físicamente. Algunos los reconocen y otros no.
Aquí quiero ponerme del lado del runner que muchas veces no se ve, el que en ocasiones ‘teme’ y que no llega a proyectar esos temores, simplemente convive con ellos, pues forman parte de las reglas del juego.
Secretos escondidos de los runners
1.- Las cuestas: Si eres de los que odias las cuestas, no estás solo. Parece que suene mejor que te has marcado 10 km a que te has quedado con 5km. La pregunta es ¿cómo era el terreno?
Solución: Admite que haces cuestas y que son duras, incluso que no te gustan nada. ¿Qué hay de malo en ello? Recuerda que aquí no es tan importante el ritmo ni la cantidad de kilómetros, sino el trabajo de fuerza.
2.- Odio ir al gym: Te da la sensación de que si vas al gym estás perdiendo el tiempo y consideras que para mejorar necesitas correr, cuantos más días a la semana mejor.
Solución: Encuentra una actividad que sea divertida. Si las pesas, las sentadillas o los burpees no son los tuyo, deja de intentarlo y martirizarte. Recurre al entrenamiento funcional o métete en alguna clase dirigida. La fuerza no se resume en subirse a una máquina.
3.- No digo que estoy lesionado: A nadie le gusta que le quiten la dosis y no estar a la altura. Acudir a los entrenos y no poder darlo todo, quedarse atrás… Y por qué no decirlo, tener que parar, no calzarse las zapatillas por un tiempo.
Solución: Concéntrate en otra cosa. Según el tipo de lesión, existen otras alternativas que pueden ayudarte en tu proceso de rehabilitación y así, evitar ese miedo a quedarte parado. Pero si el profesional te indica que mantengas reposo, no te lo saltes. Puede que sea el momento oportuno para que mires atrás y valores tus entrenamientos pasados.
4.- No quiero correr con mi amigo ‘el veloz’: No quieres admitir que no sales a correr con tu amigo porque sabes que te dejará atrás. ¿Y qué hay de malo en eso?
Solución: Tómate la diferencia de niveles como una ventaja. Tu amigo será quien tire de ti y tus ganas de mejorar harán que cada vez tus zancadas estén más cerca de las suyas. En realidad, tener un socio de carrera así es lo ideal.
Ahora piensa. ¿Qué tipo de runner quieres ser? ¿El que publica todo lo bonito o el que reconoce su esfuerzo y en consecuencia, sus mejoras?