100, 200, 400, 800, 1500, 3000, 5000, 10000 metros lisos… en atletismo todas las carreras de corta, media y larga distancia son números redondos a excepción de la prueba más dura y exigente de todas ellas conocida como maratón, que difiere del resto por no ser una cifra de las llamadas redondas.
El sentido lógico implicaría que la carrera más larga de cuantas se disputan en los Juegos Olímpicos de verano y en innumerables ciudades de todo el mundo cada año fueran 40.000 metros, ni uno más, ni uno menos. Sin embargo los atletas deben correr otros 2.195 metros adicionales para cruzar la línea de meta y alcanzar la gloria. ¿Cuál es el origen de este estrambótico número? ¿Cuál es la verdadera historia que se oculta detrás de esos 42.195 metros? En las siguientes líneas te desvelamos el misterio.
Su origen proviene del mito llevado a cabo por un soldado griego llamado Filípides -allá por el año 490 A.C.- quien fue enviado y el encargado de recorrer la nada desdeñable distancia de aproximadamente 40 kilómetros que separan Maratón de Atenas para anunciar la victoria sobre el ejército persa durante la batalla que tuvo lugar en la mencionada población costera y que a la postre fue decisiva en el desenlace de la Primera Guerra Médica.
Raudo y veloz, el mensajero Filípides cumplió con el cometido para el cual había sido encomendado en un tiempo récord, ya que si no era capaz de llegar a tiempo a la capital griega, los atenienses tenían serias intenciones de incendiar la ciudad y asesinar a los niños ante la creencia de que hubieran sido derrotados en la Batalla de Maratón.
Fue tal el derroche de esfuerzo realizado por el encomiable soldado Filípides, que instantes después de anunciar la victoria en la capital ateniense, se desplomó y murió como consecuencia de la fatiga.
La gesta culminada por el guerrero heleno dio origen muchos siglos después a una prueba atlética conocida como maratón, celebrada durante los primeros Juegos Olímpicos de la era moderna en el año 1896 que se disputaron en Atenas y a través de la cuál se pretendía rememorar la gloria de la antigua Grecia.
El vencedor de la medalla de oro en este primer maratón olímpico fue el atleta Spiridon Louis, conocido como ‘Spyros’, quien completó la distancia de 40 kilómetros que separa Maratón del Estadio Olímpico de Atenas en un tiempo de 2 horas, 58 minutos y 50 segundos.
Con el transcurrir del tiempo, la longitud del maratón fue variando hasta que en 1908, año en el que se celebraron los Juegos Olímpicos en Londres, la distancia de la histórica prueba fue nuevamente modificada por capricho de la reina de Inglaterra.
Aquel día, Su Majestad no estaba muy por la labor de abandonar sus aposentos para ver el pistoletazo de salida del maratón, así que solicitó que la carrera comenzará desde el Castillo Windsor para que la monarca pudiera contemplarla desde su alcoba, obligando a la organización a ampliar la distancia de la prueba hasta los singulares 42.195 metros y que fue aprobada oficialmente en el año 1921.