Un día cualquiera alguien sale a correr con el teléfono móvil acoplado a su brazo, abre su aplicación de running favorita y activa el sistema GPS con el objetivo de monitorizar aquellos parámetros o datos que más le interesan. Al finalizar la sesión de entrenamiento echa un vistazo al número de kilómetros completados, el tiempo que ha estado corriendo, el ritmo medio de carrera y la ruta que ha trazado en el mapa.
¿Cómo es posible? ¡Pero si en el colegio suspendía siempre la asignatura de dibujo! El caprichoso azar ha querido que su recorrido pintarrajeado en el mapa de la app tenga una forma casi calcada al de un animalito que podría haber sido pintado por un niño que no levanta un palmo del suelo.
Sin ser muy consciente de cómo lo ha hecho, se da cuenta que no solo hay un runner, sino todo un potencial artista en su interior. Así, de la forma más tonta y como quien no quiere la cosa, nació el arte geolocalizado ¿Por qué no explotar este don que la naturaleza le ha dado? Una nueva tendencia para la que no se necesita tener la destreza ni tampoco saber manejar el pincel como Goya, Dalí, Van Gogh o Rembrandt.
El mapa del GPS se ha convertido para algunos runners y, sobre todo ciclistas, en un enorme lienzo sobre el que dar rienda suelta a toda su imaginación y creatividad, al mismo tiempo que hacen deporte y se ponen en forma quemando unas cuantas calorías, que de cara al veranito viene estupendo.
Algo que comenzó de manera casual y por puro azar ha terminado transformándose en todo un fenómeno viral. Cada zancada o pedalada que dan con sus piernas mientras recorren las calles de las ciudades es una sutil pincelada trazada a base de coordenadas GPS con la que van dando forma a sus obras de arte de lo más variopintas.
Retratos de monarcas como el de la Reina Isabel II de Inglaterra, una fauna de animales que parecen sacados del Arca de Noé o icónicos personajes de La guerra de las galaxias como Darth Vader y el maestro Yoda son solamente algunos ejemplos de los lienzos creados por los deportistas, camuflados de artistas, con más talento e imaginación.
En esta increíble pinacoteca cincelada a base de deporte también tiene cabida el amor. Allí, en la nube, pueden contemplarse desde románticos corazones hasta firmes propuestas de matrimonio: Marry me Emily? También causas solidarias representadas por medio de formas fálicas de diversos colores y distintos tamaños para concienciar sobre el cáncer de testículos bajo el lema Go Balls Out.
Esta nueva generación de artistas, que bien podría bautizarse como Los Picasso del running, tiene un mérito y un reconocimiento enorme por la dificultad que entraña dibujar a semejante escala. En sus creaciones no tiene cabida la improvisación. Todo está estudiado y calculado con una precisión casi milimétrica. Sus ‘cuadros’ no tendrán el mismo valor que uno de Velázquez o Monet, pero originales son a más no poder y lo mejor de todo es que este arte vanguardista te esculpe el cuerpo.