Tener ese
hormigueo característico es síntoma de que sentirnos cierta preocupación,
respeto por esa prueba que vamos a hacer. No es malo, porque es un hecho que
nos hace estar en estado de concentración y alerta.
Sin embargo,
en muchas ocasiones esa sensación es demasiado grande y puede llevar a estados
de ansiedad, miedo y preocupación exagerados. Saber controlar y medir este
estado es vital para poder sentirnos seguros, confiados y disfrutar de la
carrera.
En caso
contrario, perderemos la concentración, dejaremos de pasarlo bien y lo más
probable es que en lugar de disfrutar de la carrera ocurra todo lo contrario.
Bruce Lee
dijo: “La concentración es la raíz de todas las capacidades del hombre”, y para
estar concentrados, hay que aislarse de todo aquello que provoque un
desequilibrio en nuestro estado físico y mental.
Me viene a
la cabeza la imagen de Michael Phelps, con su sudadera, encerrado en su
capucha, con sus auriculares, ajeno a todo lo que le rodea en los minutos
previos a cualquiera de sus competiciones.
¿Qué podemos hacer para reducir esos
altos niveles de ansiedad o nervios?
De mis
últimas lecturas veraniegas, destaco el libro titulado “ The Champion´s Mind”,
de Jim Afremov, centrado básicamente en los puntos básicos de la psicología
deportiva y cómo entrenar la mente es casi o más importante que entrenar el
cuerpo. Un equilibrio de ambos nos hará mejores deportistas.
Apuesto a
que cada uno tenemos nuestra rutina para moldear ese estado mental previo a una
carrera. Particularmente, suele tener muchos nervios e inquietudes los días
previos a un triatlón, estoy hecha un flan.
Comparto con
vosotros mi rutina con una serie de
consejos que apuesto nos ayudarán a aprender a gestionar esas emociones y
convertirlas en un punto a nuestro favor que nos haga alejarnos del miedo y
acercarnos a la autoconfianza.
1.- Haber hecho los deberes. Ir bien
preparado. Como en
los exámenes de la facultad, cuanto mejor preparado vayas, mayor será la
sensación de control sobre tu carrera y tus posibilidades. Hay que ser realista
con el trabajo previo que hemos realizado y ajustar nuestras expectativas al
mismo.
2.- Aquí y ahora: concéntrate en el momento, sin
pensar en lo que has dejado de hacer o el resultado que obtendrás. Concéntrate
en tu respiración y en cómo se siente tu cuerpo. No te preocupes del resultado
sino de cómo vas a correr.
3.- Tu respiración: Una respiración consciente,
controlada y pausada será la vía de escape de tu nivel de estrés. Coge aire
conscientemente por la nariz en 4 tiempos, mantenlo en 2 tiempos y exhala muy despacito
sacando todo el aire que tengas.
Respirar suave y lentamente calmará los nervios, despejará la mente de
pensamientos negativos y la frecuencia cardiaca descenderá.
4.- Conecta el canal positivo: convierte esos pensamientos
negativos y de miedo en pensamientos positivos y que te hagan dibujar una
sonrisa en tu cara. Cuanto más negativo pienses, mayor será la sensación de
miedo.
Recuerda las
razones que te llevaron a hacer esa carrera; por ejemplo, tu objetivo de
superarte a ti mismo. Date la enhorabuena por lo constante que has sido con tus
entrenamientos, por lo que disfrutas corriendo y lo que vas a disfrutar a lo
largo del recorrido.
5.- Visualízate como ganador: tengamos el nivel que tengamos,
recrear una película en nuestra mente de cómo nos gustaría correr nos ayuda a
estar más concentrados en nosotros, alejados de malas vibraciones y aumentando
la seguridad en nosotros mismos.
6.- Mantenerte aislado y concentrado: en muchas ocasiones, el ruido, el
ambiente previo y ver al resto de corredores, nos impone una profunda sensación
de agobio. En mi caso, lo mejor es aislarme un momento, alejarme del grupo grande
y calentar 15 minutos antes con un trote muy muy suave para activar las
piernas. Puedes escuchar música que te motive, que te alegre y así no dejarás que
el ambiente de la carrera te influya negativamente.
7.- Dedica al menos entre 10-15
minutos, los días previos y el día de la carrera a realizar estiramientos pausados junto a
momentos de conexión con tus sensaciones más profundas y una respiración
pausada. Relajar la tensión muscular ayuda a eliminar el estrés añadido.
Son cosas
muy sencillas pero que requieren de una atención plena. No te olvides de ellos en tu próxima carrera. Te sentirás más seguro de ti mismo, más relajado y
disfrutarás cada zancada.