El running es uno de los deportes que más adeptos ha ganado en los últimos tiempos. Es fácil de practicar –no necesitas nada más que salir a la calle o al parque de al lado de tu casa para echarte unas carreras– y no requiere de un gran desembolso para poder ejecutarlo –su coste es nulo en comparación con apuntarse a clases colectivas o a gimnasios de musculación–.
Sus beneficios han sido reflejados por múltiples estudios y se ha demostrado que el running favorece la circulación y activa el sistema cardiovascular. Pero, como en todo, no conviene abusar: si corres durante prolongados periodos de tiempo tu cerebro ‘adelgazará’.
Así lo demuestra un estudio elaborado por el Hospital Universitario de Ulm, en Alemania, en el que se estudió a 44 participantes que corrieron la Trans Europe Foot Race. Esta carrera supone un enorme esfuerzo para el organismo, ya que cubre el trayecto desde Italia hasta Noruega y se realiza en un total de 64 días.
Según este análisis dirigido por el radiólogo Uwe Schütz, correr durante los 4.500 kilómetros que separan ambos países supuso una merma de hasta un 6,1% en la masa encefálica de los runners. En concreto, en el área de la vista, ya que la monotonía de mirar siempre al frente durante más de dos meses corriendo provoca que el cerebro se tome unas “minivacaciones” al no trabajar de manera natural.
Afortunadamente, los científicos que llevaron a cabo el estudio demostraron que el problema no era irreversible. Después de ocho meses de vida normal –sin hacer running durante tanto tiempo seguido–, el cerebro volvía a su tamaño habitual y no había quedado ninguna secuela en los corredores analizados.
La ‘visión túnel’ de los runners
Cuando llega la hora de plantearse la ruta a seguir durante el entrenamiento runner, son muchos los que optan por elegir un recorrido entre la naturaleza con la intención de disfrutar del paisaje mientras realizan la carrera. Sin embargo, si el ejercicio se realiza durante mucho tiempo, dará lo mismo que corran por un precioso bosque o por un secarral amarillento: sus ojos solo percibirán lo que tienen delante.
Esto es lo que se denomina ‘visión túnel’, y está íntimamente relacionado con la intensidad deportiva y el cansancio. Cuando el cuerpo empieza a perder fuerzas centra su atención en el foco que tiene enfrente, obviando por completo todo lo que se encuentra en el campo de visión de los alrededores.
Si eres corredor de maratones o te gusta correr sin mirar el reloj para volver a casa, posiblemente te hayas dado cuenta de que llega un momento en que no percibes ni la variada vegetación que dejas atrás –si haces running en parques– ni los llamativos escaparates de las calles por las que pasas –en el caso de que corras por ciudad–. No te preocupes: ahora ya sabes que se trata de un efecto estudiado que se llama ‘visión en túnel’.
¿Ves mal cuando terminas de correr?
Cualquier deporte genera variaciones en el organismo y, por supuesto, el running no podía ser menos. En lo que a visión se refiere, ver puntos o destellos de luz después de realizar actividad física son alteraciones normales que pueden estar causadas por un sinfín de motivos –sobre todo cardiovasculares– que se solucionan fácilmente después de hacer ejercicio.
Es importante mantener siempre el cuerpo bien hidratado y nutrido para que estos problemas de visión se reduzcan todo lo posible. Sin embargo, si los síntomas de visión borrosa o empañada son recurrentes cada vez que sales a correr o no te recuperas, podrías estar sufriendo otros problemas de salud como la hipoglucemia.
Un nivel de azúcar bajo en sangre provoca dificultades en la visión y, además, acelera el pulso, causa mareos y provoca calambres. Ponerse en manos de un especialista médico es siempre la mejor opción ante cualquier tipo de alteración que notemos.