Cierras la puerta de tu casa, llamas al ascensor y al abrirse las puertas, pulsas el botón circular con una A (mayúscula). Subes o bajas unas cuantas plantas y abrirse las puertas del elevador, te topas con una azotea central en la cual se vislumbra una pista de atletismo. ¿Te imaginas? Asiente con la cabeza porque no es ciencia ficción ¡Son las Looping Towers! Un edificio vanguardista y revolucionario, diseñado por Peter Pichler y su estudio de arquitectura con sede en Milán, que será una realidad dentro de un par de años en el país de los tulipanes.
Diseño, funcionabilidad y sostenibilidad son los tres principales ejes sobre los que se sustenta este proyecto arquitectónico, vencedor del concurso internacional de diseño de un complejo residencial para la localidad de Maarssen, a las afueras de Utrecht (Holanda) en 2020. La solución perfecta para esos runners de postín a los que les gusta hacer un poco de ejercicio al aire libre, pero sin sulfurarse porque no necesitarán pisar la calle y tener que andar esquivando carritos de bebé, jubilados y cacas de perro.
Las Looping Towers o Torres Lazo se levantarán sobre una superficie de 35.000 metros cuadrados y acogerán 260 viviendas que estarán distribuidas en dos torres con forma de ‘L’ conectadas por los extremos creando una estructura con apariencia de número ocho.
Además, sobre uno de los brazos que cierra este 8 se construirá la piedra angular de este ambicioso proyecto: una pista de atletismo de 400 metros - la longitud de cada recta será de 190 metros y cada una de las dos curvas tendrá 10 metros-, descubierta y con varias calles por si hubiera piques entre los vecinos por ver quién es el recordman del edificio.
Por otra parte, en el interior de la estructura central y conectada directamente con la pista de atletismo, habrá un gimnasio para los residentes de las Looping Towers. En caso de empate en el tartán, las disputas o riñas entre vecinos podrían trasladarse a cualquiera de las dos piletas climatizadas que se ubicarán en el techo de la torre oeste y dirimir en el agua las discrepancias surgidas en las reuniones de comunidad, como si de un biatlón se tratara.
Por el momento, desconocemos si el arquitecto Peter Pichler es un ferviente runner, de esos que se apuntan a un bombardeo y cada fin de semana participan en una carrera popular o un maratón. Pero lo que sí nos ha quedado ‘clarinete’ es que el deporte juega un papel fundamental es su galardonado proyecto arquitectónico.