El avance de la tecnología nos hace la vida más fácil en muchos aspectos de nuestras vidas. Sin embargo, a veces abusamos de tal manera o hacemos tan mal uso de ella que se acaba volviendo contraproducente, aislándonos cada vez un poquito más del resto de seres humanos.

Con este post pretendemos que te pares a reflexionar un momento y pruebes de vez en cuando a salir a correr sin música. Aunque no te lo creas, te sorprenderán los múltiples beneficios que conlleva practicar running con los oídos bien abiertos.

Seguridad

Una de las principales razones para salir a correr sin unos auriculares puestos en las orejas es el concerniente al tema de la seguridad física. No cabe duda que practicar running escuchando tu playlist favorito ayuda a combatir el esfuerzo físico durante la sesión de entrenamiento, pero también es más fácil que te distraigas y puede ponerte en peligro mientras correr por los parques o las calles de tu ciudad. Otros runners, peatones o mascotas son algunos de los ‘obstáculos’ que se cruzan constantemente en tu recorrido. Si vas escuchando música es muy probable que no puedes oír cualquier aviso, advertencia o ruido. Ir sin auriculares te hará reaccionar rápidamente ante cualquier imprevisto y te ahorrará más de un disgusto.

Un rato para pensar

El ajetreado ritmo de vida que llevamos nos impide muchas veces pararnos a reflexionar acerca de lo que acontece cada día. Por ello, ese tiempo que dedicas a correr –sin canciones que te distraigan- es ideal para ‘pararte’ a pensar. Las endorfinas que libera tu cuerpo cuando practicas deporte ayudan a que tu mente se sienta más despejada para poder reflexionar con una mayor fluidez y tomar mejores decisiones.

Escucha a tu cuerpo

Otro de los hándicaps de practicar running con música es que implica una mayor dificultad para poder apreciar, sentir o escuchar las sensaciones o sonidos que transmite tu cuerpo mientras das zancadas. Un pequeño detalle como no llevar unos cascos te hará darte cuenta del estado físico de tu cuerpo en todo momento. Salir a correr sin unos auriculares en los oídos te permitirá ser más consciente del ritmo y la respiración que llevas.

Control del ritmo

Uno de los principales problemas a los que se enfrentan los runners estriba en la dificultad a la hora de controlar el ritmo cuando salen a correr solos y/o sin la ayuda de un pulsómetro que les indique qué velocidad llevan. Y precisamente, la música no es el mejor aliado para los corredores noveles. Aunque no te des cuenta, la melodía de las canciones influye directamente cuando corres, haciendo que subas o bajes tu ritmo de carrera casi sin percatarte. Por ello, si tu objetivo es mantener el control y un ritmo constante en la sesión de entrenamiento, prescinde de la música y déjala para otro momento.

Socializar

Salir a correr acompañado de vez en cuando, no hace mal a ningún runner. Más bien todo lo contrario. Por una vez, prueba a dejar tu smartphone o reproductor de mp3 en el cajón y llama a algún amigo o amiga para practicar running juntos. Además de socializar con otros seres humanos, ir hablando con otra persona te ayudará a controlar el ritmo de carrera. Si puedes mantener una conversación, fenomenal; si por el contrario te ahogas conversando, deberás levantar el pie del acelerador e ir un poco más despacio.