Atravesar Estados Unidos de costa a costa corriendo está solamente al alcance de Forrest Gump y algunos pocos ultrarunners como Pete Kostelnick quien en 2016 completó corriendo los 5.0000 kilómetros que separan San Francisco de Nueva York en 42 días, 6 horas y 30 minutos, pulverizando así un récord que llevaba vigente 36 años. Ahora ha sido el turno de Ricky Gates quien ha culminado la hazaña, pero de una manera más ‘sosegada’ –cinco meses- y alternativa.
El fondista de Wisconsin ha recorrido gran parte de los caminos de montaña más emblemáticos de Norte América, buscando al mismo tiempo el máximo contacto con sus compatriotas. Durante los últimos quince años, Gates ha estado viajando a todos los rincones del planeta. Corriendo por los fiordos noruegos, ascendiendo a cimas volcánicas en Uganda, durmiendo junto a su motocicleta en Tierra del Fuego o recorriendo el Amazonas en un barco bananero. “Correr me ha llevado a muchos de esos lugares”, explica el ultrarunner en su página web.
Esa experiencia acumulada le llevó a embarcase en el proyecto más ambicioso de su vida. El pasado 1 de marzo Gates daba las primeras zancadas de La Transamericana con el objetivo de cruzar EE.UU. de este a oeste. Una distancia de 4.000 millas (6.400 kilómetros) y 50.000 metros de desnivel acumulado que ha completado en los 154 días que ha durado su particular aventura.
El periplo de Gates dio comienzo en Charleston (Carolina del Sur) y de allí cogió rumbo al oeste y al sur para dirigirse a Palmetto Trail, uno de los muchos caminos de trail de largo recorrido que se hayan dispersos por la geografía de Estados Unidos. Después se adentró en los Apalaches para acabar descendiendo en canoa el río Tennessee y llegar al norte de Alabama. De allí se volvió a adentrar por sinuosos caminos de tierra, atravesar el mítico río Mississippi y acabar en Arkansas.
Cruzar Oklahoma y el sur de Colorado fueron las siguientes etapas de esta odisea. Luego sería el turno de Colorado Trail y Aspen, donde reside actualmente. Una visita relámpago que aprovechó para deleitarse con un comida caliente y en buena compañía para coger fuerzas antes de adentrarse en el inhóspito desierto.
El sendero de Kokopelli le llevaría hasta Grand Junction y de allí a Moab para acabar descendiendo el río Colorado. Tocaba atravesar el estado de Utah y posteriormente adentrarse en el remoto desierto de Nevada para seguir corriendo por Tahoe Rim Trail y acabar en el Central Valley de California.
Gates ya vislumbraba la luz. Quedaba menos para culminar la hazaña. Cerca de San Francisco, recorrió el Bay Area Ridge Trail antes de llegar a Sonoma y de allí a Marin. El último esfuerzo fue para cruzar el popular puente colgante Golden Gate, que une la península de San Francisco.
Un saco de dormir, una lona, varias capas de ropa y un carrito para transportar sus enseres era todo el equipaje con el que viajó el ultrarruner durante casi medio año, además de contar con un presupuesto de 1.000 dólares al mes para sufragar los gastos del diarios. “La manera en la que eliges viajar define el modo en el que ves un lugar y en el que un lugar te ve”, matiza Gates.