La gastronomía japonesa parece haber llegado para quedarse y son muchos los que se han aficionado al consumo de pescado crudo acompañado de arroz tan típico en el país del sol naciente. Ahora, una nueva y peligrosa moda parece estar surgiendo entre los amantes de los alimentos sin cocinar: tomar ‘sushi de pollo’ no es tan saludable como podría parecer.
Aunque la ingesta de este tipo de ave está muy bien considerada entre quienes practican deporte por su gran aporte en proteínas y su bajo nivel en grasas, comer pollo sin asar, freír o pasar por la plancha pone en riesgo la salud. En este caso no es válida la máxima de ‘cuanto menos preparado, más sano’, ya que llenar el plato con un pedazo de estas aves de granja sin cocinar puede dar con nuestros huesos en el hospital.
La responsable de que el pollo no se deba comer crudo es una bacteria conocida como campylobacter. Y es que según informa un estudio elaborado por la Agencia para la Estandarización de Alimentos de Reino Unido –Food Standards Agency–, el 65% de la carne de pollo cruda lleva consigo esta bacteria que se elimina fácilmente cocinando el alimento a más de 65 grados.
Si nos llevamos la carne de ave cruda al estómago, la campilobacteriosis –intoxicación por este microorganismo– tendrá consecuencias sobre nuestro cuerpo. En poco tiempo sufriremos dolor de tripa, vómitos, diarrea y náuseas que, aunque no tienen consecuencias mortales, sí resultan muy incómodos y molestos de tratar.
Los ancianos, los niños y las personas con el sistema inmunológico deprimido deben prestar aún más atención a la bacteria del pollo crudo, pues su respuesta ante la campilobacteriosis será más difícil de tratar. Este microorganismo que también puede provocar salmonelosis se encuentra asimismo en otras partes del pollo, no solo en su carne: en las carcasas se identifica hasta un 75% de estas bacterias, mientras que en la piel el porcentaje asciende hasta el 86%.
Qué proteínas comer si quiero ganar masa muscular
Teniendo siempre presente que el aumento de masa muscular debe estar supervisado por un experto, hay algunos alimentos que pueden contribuir a este objetivo. Olvídate de consumir pollo crudo, pero sigue manteniendo la carne de este ave en tu menú cocinada para eliminar las bacterias asociadas a su ingesta sin pasar por los fogones.
El pollo es una fuente importante de proteína, un elemento que la Real Academia Española (RAE) define como “sustancia constitutiva de la materia viva, formada por una o varias cadenas de aminoácidos”. Consideradas la materia prima de los músculos, el consumo de proteína debe estar siempre presente en una dieta equilibrada y saludable.
La Organización Mundial de la Salud establece que, por cada kilo de peso corporal, se han de tomar 0,8 gramos de proteína, y así también lo recuerda el Harvard Health Publishing en su edición online. Para ver un ejemplo práctico, una mujer de 50 años que no realiza ejercicio físico y que pesa 63 kilos, deberá consumir 50,4 gramos de proteína al día para mantener en forma su organismo.
Además del pollo cocinado –su versión más saludable y menos calórica es a la plancha–, hay otros alimentos que contribuirán a aportar la cantidad de proteína que el cuerpo necesita a diario para que los músculos estén sanos. La pechuga de pavo, el lomo de cerdo, los huevos, el jamón serrano, el salmón, el atún y el queso bajo en grasa son algunos de los productos que favorecerán el objetivo de aumentar masa muscular consumiendo proteínas.
En cuanto a los alimentos con proteínas de origen vegetal cabe destacar a la soja, que contiene casi 37 gramos de proteínas por cada 100 gramos de soja. En comparación con otros productos que se pueden encontrar en el supermercado, la soja contiene el doble de proteínas que la carne y el cuádruple que el huevo. Además, esta planta leguminosa aporta la mayor parte de aminoácidos esenciales, lo que la convierte en un alimento de lo más saludable.