Todos tenemos un amigo que come sin control y no se priva de ningún tipo de alimento: dulces, grasas, hidratos de carbono... Pensamos que lo normal sería que engordase, pero lejos de coger peso comprobamos con sorpresa que tiene unos abdominales de acero.
Sin embargo, nosotros, con nuestra dieta que seguimos desde hace años, continuamos teniendo esa barriguita que no se va y una cintura poco estilizada.
Seguro que más de una vez has dicho eso de “¡Ya quisiera yo tener su metabolismo!”. No te equivocabas al señalar al culpable. Y es que uno de los principales causantes de que a ti te engorden más las cosas que a los demás puede ser tu metabolismo, que vendría determinado hasta en un 70% por tus genes.
“La genética influye en que haya unas personas más delgadas que otras aún haciendo la misma dieta y el mismo ejercicio”, explica la nutricionista Bárbara Sánchez de Centro Aleris. La experta, además, añade que “del mismo modo que hay personas que tienen más facilidad para perder peso sin hacer dieta, hay individuos de tipo ectomorfo a los que les cuesta mucho aumentar masa muscular”.
Hay técnicas para cambiar el metabolismo, hacer que sea más agradecido y no acumule tanta grasa. “Un buen entrenamiento ajustado a las necesidades individuales de cada uno así como la dieta siempre pueden ayudar”, asegura Sánchez. Eso sí, es importante que siempre sean profesionales de la actividad física y de la nutrición quienes indiquen las pautas a seguir tanto en planes de entrenamiento como dietéticos.
Tus antecedentes también son clave para saber por qué tú engordas más que los demás. ¿Has llevado una vida sedentaria? ¿Solías tener sobrepeso? ¿Has comido mal durante muchos años? Si la respuesta a estas preguntas es sí, quizá lleves algo de desventaja de cara a que tu cuerpo se acostumbre a su nueva vida sana.
Algo que también influye en que a algunas personas les cueste más perder grasa son los factores hormonales. Sin ir más lejos, el exceso de estrógeno afecta directamente en el incremento de peso. El estrés es una de las causas que hace que se produzca esta hormona en exceso.
Está claro que la comida no es el único factor responsable de las frustraciones cuando no se acaba de conseguir el cuerpo que se desea. La actividad física es otro los puntos que intentas no abandonar.
Tú, que eres constante y vas al gimnasio cuatro días a la semana, no das crédito al ver cómo ese amigo que no ha movido un dedo nunca, se ha puesto como un toro con solo un mes de entrenamiento. Bárbara Sánchez asegura que para que la evolución de tu forma física sea la deseada, tienes que tener en cuenta que “no debe entrenar igual una persona que quiere perder grasa que la quiere aumentar de peso magro”.
En el entrenamiento no sirve de nada centrarse en hacer abdominales, por ejemplo, cuando lo que debe predominar es la quema de grasas con ejercicios de alta intensidad. De igual forma, para lograr los objetivos físicos que se quiere no se puede hacer una dieta cualquiera.
“Para conseguir una hipertrofia hay que aumentar las calorías, al contrario de para perder peso”, señala la experta. En definitiva, las personas que no consiguen resultados deben estudiar su dieta. “Comer poco es un error común. No solo hay que centrarse en reducir grasas, sino también tener en cuenta los azúcares añadidos de la dieta”, destaca la nutricionista Bárbara Sánchez.
¡Ánimo! No sigas pensando que esos amigos tuyos que comen de todo sin control y no engordan tienen tantas ventajas. Aunque a ellos comer cualquier cosa no les engorde, “hay que tener en cuenta otros factores que no se ven, como el colesterol, aumento del riesgo de diabetes o enfermedades cardiovasculares”, subraya Sánchez. Sé constante, sigue una dieta sana y un entrenamiento adecuado... ¡Los resultados llegarán solos!