Hay platos deliciosos que aunque tienen mala fama porque engordan, nos encantan. Esa hamburguesa que anuncian por la tele, aquellas pizzas que siempre ves en el supermercado pero les haces la cobra, ese huevo frito con patatas que te cocina tu abuela...
Demasiadas tentaciones que evitar ahora que te has propuesto comer sano. No pasa nada. Te contamos cómo convertir comidas grasientas en auténticos platos light. Ten en cuenta que no es que ayuden adelgazar, pero tienen muchas menos calorías, grasas o azúcares respecto a la receta tradicional. Ve abriendo boca...
Huevos fritos con patatas
Olvídate de aquella piscina de aceite porque solo necesitarás una gotita para engrasar la sartén y que no se pegue. Ten a mano es una tapa para que el huevo se cocine con el vapor.
Es necesario que la sartén esté muy caliente antes de echar el huevo. Una vez que esté haciéndose, puedes sazonarlo con un poco de sal y, si quieres darle un toque interesante, ponle pimienta, que al ser picante acelera el metabolismo, lo cual viene bien para adelgazar. Es momento de poner la tapa y, cuando veas que la clara y la yema están cuajadas, ya puedes sacar tu falso pero delicioso huevo frito.
Pero... ¿qué es un huevo frito sin patatas? Puedes cortar las patatas como lo haces habitualmente pero, en esta ocasión, en lugar de freírlas las harás en el horno. No necesitarás más que unas gotas de aceite para que no se peguen.
Calienta el horno, sazona las patatas a tu gusto y mételas durante un rato (¡vigila que no se quemen!). Cuando estén doradas sácalas, prueba una y verás que no tienen nada que envidiar a las tradicionales patatas fritas. Estas también quedan crujientes y muy sabrosas.
Pizza
Coge una torta integral de las de hacer fajitas. Esa será la base de tu pizza fit. Ponle tomate triturado natural, en lugar del típico tomate frito. Como ingredientes bajos en grasa y altos en proteínas puedes utilizar pavo, pollo o atún al natural.
Y como una pizza sin queso no es lo mismo, puedes ponerle un poco de alguno bajo en grasa. Espolvorea orégano por encima de tu pizza y métela unos minutos al horno para que la masa quede crujiente. ¡Acabas de convertir tu comida favorita en un plato sano y rico en proteínas!
Hamburguesa
La mala fama de este manjar tiene su origen en los restaurantes de comida rápida. Sin embargo, una hamburguesa bien preparada puede ser un plato sano y light. Haz tu propia hamburguesa comprando carne de pollo o pavo picada, sin grasa, a la que darás forma.
No la frías, hazla a la plancha y métela entre dos rebanadas de pan integral o de centeno. Incluye una hoja de lechuga, rodajas de tomate natural y aros de cebolla cruda. Sustituye la mayonesa y las salsas grasientas por un poco de mostaza. ¡Ya tienes un plato proteico y con muchos vegetales!
Arroz con leche
Siempre lo estás evitando, pero el postre esta vez no podía faltar. Ahora puedes comerte un buen arroz con leche sin sentirte culpable. Hazlo sin azúcar y utilizando arroz integral que es mucho más sano. Puedes cocinarlo con edulcorante o con stevia que es más natural.
Utiliza leche desnatada sin lactosa, que suele ser muy recomendada en las dietas. Te quedará un arroz con leche igual de delicioso que el de siempre. Puedes ponerle canela que le dará un gran sabor y no engorda.
Se acabó eso del placer culpable. Abre los ojos: hay vida más allá del insípido pollo con arroz. Juega a eso de convertir las comidas grasientas en algo light y date un capricho sin salirte de la dieta. ¡Buen provecho!