El problema viene, según la nutricionista y directora del Food & Clinical Nutrition Services en The Colony ER Hospital, Krista Ryan, cuando consumimos azúcares simples (el que añades al café de las mañanas).
Según la doctora, “consumir demasiado azúcar de este tipo puede dificultar que acabes comiendo lo que en realidad necesitas”. “Si sustituye a la comida saludable, entonces es probable que acabes teniendo un déficit de algunas vitaminas, minerales, u otros macronutrientes”.
Ryan continúa diciendo que “el azúcar es la energía de nuestro cuerpo, y una vez absorbida se usa como tal, o se almacena y convierte en grasa”. El problema es que cuenta que nuestro cuerpo está “diseñado” para preferir los sabores dulces (y ya me fastidia, ya…) activando unos cambios hormonales en el cerebro que hacen que no dejemos tener hambre de dulces.
Aún así, como otros pequeños placeres de la vida, no está del todo mal en su justa medida. Pero, ¿cuánto se considera una cantidad adecuada de azúcar?
El Doctor Ian Tong, jefe de medicina en ‘Doctor On Demand’, explica que todo depende del tipo de azúcar que se consuma y nuestra cantidad de actividad diaria. Como ejemplo, para aquellos que toman 95 gramos de azúcar al día (es una locura pero los hay), tienen más riesgo (mucho más) de acabar padeciendo diabetes tipo II. “Un truco para no tener problema con el azúcar de una comida, es hacer algo de ejercicio después de comerla; un paseo por ejemplo puede ayudar a que no se almacene y se acabe transformando en grasa”.
Citando el 2015-2020 Dietary Guidelines for Americans, Ryan explica que los azúcares añadidos deberían suponer menos del 10% de nuestra ingesta calórica diaria. Eso en base a que un adulto medio debe consumir un total de 2.000 calorías al día, un máximo de 200 calorías podrían venir de este tipo de azúcares (unas cuatro cucharadas de café).
Entonces, para satisfacer nuestra ansia de dulce, Tong recomienda ser selectivo a la hora de elegir el tipo de azúcar. Aconseja evitar el típico azúcar de mesa y sustituirlo por otro edulcorante sin sacarosa para reducir la carga glucémica en nuestro cuerpo.
Aun así Tong prefiere educar a sus pacientes a endulzar sus comidas con otros alimentos dulces como la fruta, la canela o la miel.
Por otro lado, Ryan explica que la fruta es un excelente sustituto del azúcar de mesa porque contiene azúcares naturales además de vitaminas, minerales, antioxidantes, y fibra. “Mientras sepamos y seamos conscientes de la cantidad y el tipo azúcar que estamos tomando, no tenemos que tener miedo”, termina diciendo Ryan.