¿Te acuerdas de lo divertido que era jugar con tus amigos al Twister? Sí, estoy hablando del mítico juego en el que debías poner manos y pies en unos círculos de colores que estaban estampados en una alfombra de plástico. Este pasatiempo no solo te hacía sudar la gota gorda para mantener posturas imposibles, sino que también ponía a prueba tu elasticidad y tu forma física.
Ahora, vayamos un paso más allá. Imagina que llegas al gimnasio y te encuentras una sala vacía. Ni rastro de personal trainners buscando a su próxima víctima ni de bicicletas estáticas, elípticas, bancos (de tortura)… Sin embargo, suelo y paredes están decorados con cuadrículas y círculos de colores con números dentro. ¿Acaso se trata de alguna broma?
Ni mucho menos. Estás ante una nueva disciplina que pretende endulzar la visión de sufrimiento y dolor que tenemos cuando pensamos en un entrenamiento efectivo. O por decirlo de otra manera, el fitness inteligente e interactivo ha llegado a nuestras vidas de la mano de la empresa española Pavigym. “Nos hemos centrado en crear una experiencia que combinase la interacción en grupo, el movimiento, la iluminación y la música. En otras palabras, se trata de una experiencia multisensorial difícilmente comparable a un programa de ejercicios combinado con máquinas”, asegura Marcos Requena, CEO de Pavigym.
Y no es ningún tipo de farol. Para ello, Pavigym (que como habrás podido comprobar toma su nombre de las palabras pavimento y gym) creó un espacio interactivo, en el que el suelo y las paredes lo son todo, para desarrollar un nuevo entrenamiento llamado PRAMA. “Sin cintas. Sin bicicletas. PRAMA es como una mezcla entre un salón recreativo y un parque de juegos”, recalca Requena.
¿Cómo funciona?
Aunque pueda parecerte que estás a punto de entrar en la sala de entrenamiento de Los Juegos del Hambre, PRAMA es muy sencillo. Este sistema se compone de siete estaciones interactivas (alucinarás porque son sensibles a la presión gracias a su sistema de sensores y luces LED integradas) con diferentes formas geométricas en paredes y suelo donde practicar distintas modalidades de ejercicios y movimientos. Lo que técnicamente se denomina como pavimento con marcas funcionales.
¿Y cómo sé yo lo que tengo que hacer?
Me alegra que me lo preguntes. Antes de lanzarte a este escenario fitness, tendrás que acercarte a unos monitores en los que podrás controlar absolutamente todo. Los colores, la música, seleccionar qué ejercicio quieres practicar, durante cuánto tiempo… Además, podrás ir guardando un historial con tus entrenamientos, marcarte metas, competir con otras personas en grupo o por separado…
¿Quién puede practicarlo?
Agárrate a la silla porque el método PRAMA es apto para todos los públicos, como las películas Disney. No importa tu edad, complexión o nivel, este sistema es válido para niños, adultos, personas mayores e incluso para deportistas de alto rendimiento.
¿Soy yo contra la máquina?
A ver amigos que no estamos en Terminator. Como todo en esta vida, un poco de supervisión no te matará. Por eso, a tu lado siempre estará un Coach (que no personal trainner) que te corregirá los posibles errores que puedas cometer respecto a tus posturas y ejercicios. ¿O es que quieres lesionarte?
Otra de las ventajas de PRAMA es que puedes avanzar por las diferentes estaciones tú solo, en pareja, en grupo… De hecho, ojito porque hay familias que lo practican juntos. Exacto, padre, madre y churumbeles a quemar calorías.
Todo muy tecnológico y futurista, ¿pero adelgaza?
Más que si te quedas sentado en el sofá. Perdón, ahora en serio. Según Pavigym, uniéndote al método PRAMA puedes quemar 1.000 calorías en 45 minutos. Pero a ver, no vamos a mentirte, PRAMA no hace milagros. Necesitas ser constante, aplicarte durante la sesión y no dormirte en los laureles.
Ideal si no te gustan los gimnasios convencionales
En resumen, PRAMA no es como ir al gimnasio, es como salir a bailar un sábado por la noche u organizar una gymkana con tus amigos. Si eres de los que flipan con la máquina de bailar de las salas recreativas, este es tu método.