¿Eres de los o las que cada fin de semana participa en carreras populares? Entonces, quizás te suene la película. Al inscribirte en una prueba de este tipo pagas un precio: 7, 12, 15, 20 euros… incluso más, por participar de manera oficial. A grandes rasgos y sin querer entrar en más detalles (que los hay) esa cantidad económica que desembolsas sufraga, entre otras cosas, seguro, chip, avituallamiento líquido, dorsal y por supuesto una camiseta conmemorativa de la carrera.
Vamos al lío. Lo de las tallas de las camisetas en las carreras populares es un poco como la lotería de Navidad. En función de cuándo te inscribas (si eres de los primeros tienes más papeletas) y de la bola o numerito que salga serás más o menos agraciado. Por ejemplo, en las carreras que son de andar por casa y con poco presupuesto lo de la talla suele ser un poco al tuntún, bien la que te toque o la que quede en ese momento.
Por otro lado, en las pruebas con cierto caché como la Behobia San Sebastián, además de ofrecerte la posibilidad de elegir talla, hay camisetas ‘diferenciadas’ para ellos y ellas. Otro tema es que una vez puesta te quede un poco más ceñida o más holgada en función de la constitución de cada persona. La intención es lo que cuenta, ya que tanto los unos como las otras pagan lo mismo.
Y es que recientemente, una corredora aficionada llamada Ainhoa, fruto de su indignación con este asunto textil, ha puesto el grito en el cielo al comprobar cómo en la pasada Media Maratón de Vitoria, la organización ofrecía única y exclusivamente camisetas ‘unisex’, pero que en realidad era una talla pensada y diseñada exclusivamente para el hombre.
‘La XS como un saco’
Según cuenta Ainhoa a la agencia Efe, esta historia de las camisetas no es nueva. En la pasada edición eligió la más pequeña, una talla XS que para su sorpresa le quedaba “como un saco”. Un año más tarde, esta runner amateur albergaba la esperanza de que la cosa cambiara y que el tallaje de las prendas estuviera diferenciado para hombres y mujeres al igual que sucede en otras carreras. En esta ocasión se ha enfundado una talla M, pero tampoco ha habido suerte.
Harta de comprobar que la cosa seguía por los mismos derroteros y un poco cansada del tema, Ainhoa ha sacado el altavoz y lo ha manifestado públicamente a través de las redes sociales para expresar su rabia porque las mujeres “pagan el dorsal igual que los hombres”. Y plantea la situación a la inversa: “¿Te imaginas a los corredores con camisetas de talla femenina? Seguro que se verían ridículos, de la misma manera que me veo yo con las unisex”.
Por su parte, la organización de la carrera niega rotundamente que exista una voluntad de discriminar a las féminas y argumenta que la decisión de ofrecer una talla única para ambos sexos es una “cuestión de logística”, ya que el encargo de las camisetas se tramita en el mes de abril a China.