En ocasiones las mujeres nos vemos presionadas por la publicidad y la moda por recuperar en tiempo record nuestra silueta tras dar a luz. Craso error, queridas mamás. Cada mujer tiene sus tiempos, no hay dos cuerpos iguales y, sobre todo, no se debe poner en riesgo la salud con tal de entrar en esos vaqueros que tanto nos gustan.
Ejemplo de todo ello es Ely Fisher, quien con paso lento pero seguro, adelgazó 32 kilos tras dar a luz a su primer hijo. ¿En cuánto tiempo? Veintiséis meses en los que se centró en cumplir a rajatabla estos tres sencillos pasos que ha contado en una entrevista concedida al periódico ‘Daily Mail’.
1.- Elegir rutinas de ejercicio adaptadas a tu cuerpo y a tus necesidades.
2.- Huir de cualquier dieta que prometa grandes resultados en tiempo récord. Las prisas nunca son buenas.
3.- No dejar que la culpa te frene (por no haber ido al gimnasio un día o haberte comido una caja entera de dónuts) y eche por tierra todos tus logros (aunque sean pocos).
“¿Solo con eso?”, te preguntarás. No, por supuesto que ahora pasaré a relatarte su guía nutricional y su entrenamiento, pero si por algo es importante el caso de Ely es porque trazó un plan racional en el que primaba, por encima de todo, su bienestar emocional. Algo de lo que muchas veces nos olvidamos al intentar convertirnos en súper modelos poniendo en riesgo nuestra salud física y mental.
Su plan de comidas
“Al principio me di cuenta de que necesitaba una recompensa gastronómica al final del día para motivarme a comer sano durante toda la jornada. Sentía que necesitaba un premio por alimentarme de manera saludable e ir al gimnasio”, recuerda Ely al hablar de cómo comenzó a introducir cambios en su dieta. Tras varios meses donde se permitía cenar lo que quisiera con tal de haber ingerido alimentos saludables el resto del día, Ely ahora se enorgullece de seguir una dieta sana y variada. He aquí un ejemplo.
Desayuno: Café largo con un toque de crema, cuatro huevos revueltos o un batido de proteína con bayas y avena, un poco de aguacate o una cucharadita de manteca de nueces.
Almuerzo: Un batido de proteínas con nueces o humus con galletas de arroz o verduras picadas.
Comida: Pechuga de pollo pelada frita, o atún con queso cottage y aguacate.
Merienda: Yogur griego y miel o un huevo hervido y una manzana. También se puede optar por un poco de salmón ahumado.
Cena: Carne asada o carne de res con champiñones o muslo de pollo al horno con verduras.
“Comencé sin contar las calorías de la cena porque me parecía poco realista no darme ninguna recompensa al principio. Lo más importante cuando uno quiere cambiar sus hábitos alimenticios es ir poco a poco. Yo me tomaba hasta tres cafés con un montón de sirope por encima antes de comenzar esta dieta. Obviamente no los dejé inmediatamente, fui reduciendo su cantidad hasta que terminé por tomarme solo uno al día y sin sirope”, recuerda.
Entrenamiento desde casa
Con un niño recién nacido, Ely no quería ir al gimnasio: “Me di cuenta de que no tenía por qué salir de casa para comenzar a ejercitar mi cuerpo”. Así pues, la joven comenzó a dar largos paseos con el carrito del niño. Una vez que se habituó a esta pequeña rutina, Ely comenzó a hacer 30 minutos de trabajo de piernas los lunes, 30 minutos de brazos y abdominales los miércoles y otros 30 de cuerpo completo los viernes. “Los realizaba sin parar y con una intensidad adecuada por lo que comencé a ver resultados paulatinamente”, asegura.
Tras seis meses, la joven se sintió preparada para ir un paso más allá y se apuntó al conocido programa de los 28 minutos de la personal trainer Kayla Itsines que también pudo seguir realizando desde casa: “Es un entrenamiento de alta intensidad en el que prima la calidad e intensidad del ejercicio más que a duración”.
Su consejo más importante
“Nunca te exijas demasiado ni te culpabilices por no haber cumplido algún objetivo. Hay que aprender a valorar nuestros éxitos tanto como nuestros fracasos. Y en lo que respecta al cuerpo, es importante quererse y aceptarse”, sentencia. Lo dicho. Nada de locuras y a quererse un poquito más.