Ya lo pasó mal Eva en su momento cuando Dios le prohibió tomar los frutos que daba uno de los árboles del paraíso y, finalmente pecó, y se comió la manzana.
Esta historia ha servido para investigadores de la Universidad de British Columbia que han elaborado un estudio llamado “Una manzana inolvidable: la memoria y atención por objetos prohibidos”.
Los resultados de este trabajo concluyen que “cuando los individuos están prohibidos de objetos de uso cotidiano, nuestras mentes y cerebros prestan más atención a ellos". Según explica una de las autoras principales del estudio, Grace Truong, “cuando ese objeto se prohibido a un grupo de personas, su encanto desaparece enseguida y es rechazado“.
Lo mismo nos pasa a la hora de una dieta, siempre retrasamos ese momento al máximo porque lo vemos como una prohibición a nuestros pequeños placeres del día a día. “Los nutricionistas evitamos usar la palabra dieta por las connotaciones negativas que conlleva” ya que “psicológicamente supone una barrera que impide entender que esa alimentación pautada es la ideal para continuar en el tiempo, y no algo pasajero con principio y fin que no tiene más objetivo que la pérdida de peso”, apunta la dietista y nutricionista Sarai Alonso.
Hábitos saludables
Alrededor de 1950 surge la teoría de Maxwell Maltz, un cirujano plástico de la Universidad de Columbia, que reflejaba que necesitábamos 21 días para crear un nuevo hábito. Debido a esta teoría, actualmente, muchas empresas juegan con este número de días para ofrecer cambios en la vida del consumidor.
Según los autores del estudio británico llevado a cabo en el University College de Londres llamado “Cómo se forma un hábito”, explican que tres semanas son muy pocas para crear un hábito porque nuestras neuronas no asimilan ese nuevo comportamiento y es más fácil abandonarlo. El resultado de este estudio concluye que necesitamos 66 días para crear un nuevo hábito y mantenerlo durante años.
Para empezar a cambiar hábitos en la alimentación, “no prohibiremos alimentos, sino que daremos a conocer cómo tomarlos”, apunta la dietista. “Es importante introducirlos de forma paulatina para que no exista rechazo y observaremos que, al cabo de un tiempo, el metabolismo del individuo cambia, no tiene las mismas necesidades”, añade.
Consejos para no evitar la dieta
La experta nos da algunos consejos para no ponernos a dieta, sino introducir un nuevo hábito alimenticio en nuestra vida:
1. Para empezar. Hay que tener en cuenta que comer sano no es sinónimo de estar a dieta, sino de seguir unos hábitos alimentarios correctos.
2. Ser constantes con los horarios de las comidas. Por ejemplo comer cada tres horas facilitará a nuestro organismo a realizar sus funciones sin necesidad de aportarle energía extra.
3. Comer de todo. Una correcta alimentación incluye comer todos los alimentos controlando la frecuencia de los mismos y la cantidad.
4. Las verduras y las frutas serán la base de la alimentación. Aportan la fibra suficiente para facilitar el tránsito intestinal y producir saciedad en cada ingesta.
5. Consejo. Puedes hacer un examen para saber cómo de correcta es tu alimentación. Prepara el menú para una semana, fíjate en la frecuencia de cada plato y luego compáralo con la pirámide de los alimentos.
Como siempre decimos, llevar un estilo de vida saludable conlleva dos factores que siempre van unidos. Por un lado, seguir las pautas necesarias para crear este hábito en cuestiones de alimentación, y por otro, hacer ejercicio físico.