¿Cuántas horas de hamaca y mojitos has necesitado para conseguir ese uniforme bronceado con el que ibas levantando pasiones por los paseos marítimos de cada ciudad durante tus vacaciones? Incalculables, seguro.
Sin embargo, volver a la luz artificial de la oficina, a los vagones de metro y a cubrir nuestros cuerpos con chaquetillas “por si refresca” no son nuestros mejores aliados si queremos seguir presumiendo de piel bronceada. ¿Crees que si el famoso vampiro Edward Cullen de la saga Crepúsculo consiguiese coger un poco de color lo dejaría escapar como si nada?
Es cierto que una vez pasada la época estival, tendemos a olvidarnos de mantener nuestro bronceado. Y ya no es solo cuestión de estética, que también. Tras las largas horas de exposición al sol a las que hemos sometido a nuestra piel debemos tratarla como se merece. Hay dos maneras de hacerlo, y si las combinas, mejor que mejor.
Desde el exterior
Cremas, productos, tratamientos corporales… ¿Por dónde empezar?
- Una buena hidratación
Te has gastado una millonada en after sun, pero ha sido volver a casa y ya has olvidado la rutina de echarte crema tras la ducha. ¡Muy mal! De hecho, gasta todo el after sun que te ha sobrado antes de pasar a tu hidratante habitual. La razón es que este tipo de cremas postsolares no solo hidratan, sino que incluyen ácidos grasos y vitaminas que regeneran las células dañadas por el sol y ayudan a mantener el tono dorado. Piensa que cuando nos pelamos, como decimos de forma coloquial, es porque nuestra piel no está lo suficientemente hidrata y se desprende de esa capa. Mantenla con el mero hecho de darle de beber.
- Lociones prolongadoras del bronceado
Mucho cuidado con confundirlas con los autobronceadores puros y duros. Estas lociones no están diseñadas para ponerse morena, sino para mantener el bronceado. La diferencia es que estas no contienen los azúcares (como la dihidroxiacetona) que ‘tiñen’ las células muertas de la capa más externa de nuestra piel como lo hacen los autobronceadores.
Además, no se trata de broncearse de manera artificial, sino de alargar la duración de nuestro moreno natural. Huye de las etiquetas de autobronceador y busca las de reparador solar o prolongador del bronceado.
- Tratamientos en cabina
Son más caros que los anteriores pasos, pero en ocasiones merecen la pena. La mayoría de los protocolos corporales para mantener el bronceado incluyen un peeling para eliminar células muertas e impurezas y el uso de la electroporación (un método que consiste en provocar un aumento significativo de la conductividad eléctrica y la permeabilidad de la membrana plasmática celular mediante un campo eléctrico aplicado externamente) para hacer penetrar en la piel dosis de vitamina C y betacarotenos y así mantener activa nuestra melanina.
- Viva la exfoliación
Olvídate de la leyenda urbana que dice que con ella pierdes el bronceado. ¡Al contrario! Este ritual nos ayuda a eliminar las células muertas que hacen que nuestro moreno se vea desigual o tenga un tono sucio. La única pauta a seguir es que debes exfoliarte con un producto suave y nunca, nunca, con un guante de crin ni productos agresivos o abrasivos. Nada más llegar de tus vacaciones, exfóliate cada dos días. Pasadas dos semanas, hazlo cada siete días. Notarás los resultados en seguida.
- Crema de zanahoria
Pero no te la comas. Licua zanahorias y unta el resultado sobre tu piel como si de una crema corporal se tratara. Déjala actuar diez minutos y aclárate con agua.
Foto_Zanahoria_Pexels. Crédito: Pexels. Pie de foto: De la cocina a tu piel.
- Al rico té corporal
Especialmente indicado para el rostro, lávate la cara una infusión de té todas las noches. Eso sí, no te olvides hidratarla después para que no se reseque ya que el té es astringente.
Desde el interior
Tu nevera y despensa pueden ayudarte a mantener el bronceado. Comer sano y brillar por fuera es posible.
- Una ración de betacaroteno, por favor
¿Y cómo sabemos qué alimentos son fuente de betacaroteno, un estimulador natural de la melanina? Muy fácil. Gracias al color. Todos aquellos que sean naranjas, rojos, amarillos o verdes oscuros. Lo que vendría a traducirse en una cesta de la compra repleta de zanahorias, tomates, calabaza, brécol, espinacas, pomelo, sandía…
- Que no falta la vitamina C
Ayuda a frenar los radicales libres y el envejecimiento de la piel. Además de en las naranjas, también puedes encontrarla en moras, fresas, kiwis, mandarinas, pomelos y limones.
- Marchando una de flavonoides
Ricos en antioxidantes, los encontrarás en manzanas, espinacas, arándanos, repollo, alcaparras, fresas y, atención, en el vino tinto. Así que ya sabes, una copita al día te ayudará con tu bronceado.
No hay excusas. Larga vida al bronceado.