“Meter en nuestra rutina actividades deportivas, tanto de forma individual como en pareja, es una recomendación clásica en la terapia de pareja. La práctica de la mayoría de los deportes nos aporta una impagable ducha de endorfinas. Estos neurotransmisores son los responsables de nuestra sensación de placer. Es una droga que genera nuestro organismo y que nos hace sentirnos muy bien”, explica Ana Lucas, psicóloga sanitaria en la Clínica Europea EMDR.
No es la panacea, pero ayuda. Una rutina con ejercicio diario compartido consigue unos efectos siempre positivos. Pero si las circunstancias no lo permiten tampoco debe cundir el pánico, hacerlo de manera individual también sirve para reforzar ese lazo, ya que “además de las endorfinas, dedicarse tiempo a uno mismo reduce el estrés, mejora la forma física y en general la persona se sentirá mejor, lo que contribuye a fomentar relaciones más distendidas y saludables”, comenta la psicóloga.
Para que sea un revulsivo deberíamos hablar del punto en el que se encuentra la pareja. En dos personas con una crisis muy profunda es difícil que surta ningún efecto.
“Si la práctica de un deporte en pareja tiene la potencia suficiente para evitar una crisis de pareja es que la crisis no era demasiado importante. Cuando los cimientos básicos de una relación están dañados, el deporte puede ayudar, pero los psicólogos sabemos que habrá que poner en funcionamiento muchos otros enfoques para salir del túnel”, explica Lucas.
Olvidándonos pues de los milagros, los casos en los que fortalece la pasión son aquellos en los que las inercias nocivas del día a día han quitado protagonismo a las actividades conjuntas.
Cuando el estrés o el exceso de trabajo nos impide disfrutar en pareja y hacer una vida en común, cuando nos absorben tanta energía elementos externos y cotidianos, poco estimulantes, el deporte puede convertirse en un buen nexo de unión que nos devuelva a la normalidad.
Llegados a este punto, sí, hay deportes que favorecen más el amor que otros. Aquellos que promueve el contacto físico, los que se realizan en plena naturaleza o tienen un componente lúdico y, sobre todo, los que gustan a los dos, fomentan el amor. Remover las endorfinas es lo que tiene. ¡Feliz San Valentín!.