Ponte pequeñas metas
Amanda cuenta que, había veces que pensaba en dejarlo, pero cuando pasaba eso, lo que hacía era ponerse una meta para ese propio día (caminar media hora, intentar comer 3 piezas de frutas, etc).
“Sabía que mis malos hábitos en cuanto a alimentación y ejercicio no iban a desaparecer de la noche a la mañana, así que me hice una lista con lo que no me estaba haciendo bien y lo incluía en mis metas diarias”, decía.
Busca un apoyo
48 kilos fue lo que perdió Becca, gracias al apoyo incondicional de su familia y amigos. “Ya sea un grupo con tus mismos objetivos, un amigo, o un grupo de Facebook, lo más importante es tener a alguien en quien apoyarte, que te anime, y no te deje retirarte del camino”.
Hazlo público
Mientras que Charlene tenía más de una docena de consejos que le funcionaron, con el que se quedaría sin duda, es con contar su evolución en las redes sociales. No hablamos de hacerte una foto en el espejo del gimnasio y subirla a Instagram, sino contar con pelos y señales cómo estás entrenando, qué estás comiendo, cómo te estás sintiendo, y cómo vas logrando tus objetivos.
El hecho de “comprometerte” con tu audiencia hace que sea más complicado salirte del camino porque pensarás que no sólo te fallas a ti, sino también a los que te leen. “Sentí que mi historia inspiró y motivó a mucha gente, y por eso no se me pasó por la cabeza dejarlo”.
Controla las porciones
Luz siempre había sido una persona muy activa durante su vida, pero dejó de serlo cuando comenzó un tratamiento contra el cáncer, y no daba importancia a las porciones de lo que comía.
“Era una gran comedora, no una gran comedora de dulces, pero sí una comedora de mucha cantidad de comida", afirma. Su problema era el control de las porciones, que hacía que su ingesta calórica fuera mucho más elevada de lo que debiera. Por ese motivo, mide lo que comes, y hazlo lentamente. Así darás tiempo a tu cerebro a que sepa de verdad cuándo estás lleno del todo.
Escoge un nuevo objetivo cada mes
En el caso de Geneva, que perdió 46 kilos y medio, lo que más le ayudó fue ponerse un objetivo nuevo cada mes. “Cada mes me proponía levantar más peso, reducir el tiempo que tardaba en hacer una milla, o aguantar más tiempo haciendo la plancha”. Además, cada año se proponía un gran reto, como correr una media maratón.
Desayuna
“Una de las cosas más duras para mí fue tener que desayunar. Aunque con el tiempo me fui dando lo importante que era para conseguir mi objetivo”, contaba Ashley, que perdió 52 kilos incluyendo en el desayuno avena, o un batido de proteínas si tenía un día demasiado ajetreado.