Golpes de calor, deshidratación… los efectos negativos de hacer deporte a altas temperaturas son conocidos y cada verano alertamos de ello, sin embargo el calor puede convertirse también en nuestro mejor aliado si queremos rendir más en el deporte. La lista de ventajas de ejercitarse con calor es larga.
“Hacer deporte con calor tiene ciertas ventajas, aparte de la aclimatación, ayuda a mantener el peso, mantiene la forma física del invierno y, lo más importante, el riesgo de lesiones es menor. Además, varias investigaciones han estado observando los efectos del calor en el rendimiento atlético durante décadas, y sus resultados han sido siempre sorprendentes. Existe una mayor tasa de transpiración, aumenta el volumen de plasma sanguíneo de un atleta, lo que conduce a una mejor condición cardiovascular, reduce la temperatura corporal y aumenta la fuerza muscular”, enumera el Dr. Manuel Villanueva, traumatólogo y Director médico del Instituto Avanfi
The Journal of Applied Physiology ha publicado recientemente un estudio comparando el rendimiento de ciclistas altamente capacitados y aquellos que fueron aclimatados al calor mejoraron su rendimiento con respecto al grupo control. No hay duda.
Sin embargo los beneficios existen siempre y cuando mantengamos ciertas precauciones, debemos saber de qué condiciones y temperaturas hablamos.
Es primordial mantener siempre una buena hidratación, máxime cuando se superan los 30 grados, y usar protección en forma tanto de cremas como de complementos como gorras o pañuelos.
"Hasta el 60% del cuerpo humano es agua, y sólo alrededor de 10% de la misma se encuentra en el torrente sanguíneo. Una gran cantidad de agua de la sangre puede perderse a través del sudor, de hecho, durante el ejercicio intenso en condiciones de calor y humedad, podemos llegar a sudar hasta 3 litros, que es casi toda el agua contenida en la sangre. Para reemplazarlo, el cuerpo usa el agua de sus tejidos o de los líquidos que bebemos durante y después del ejercicio. Por lo tanto, en el proceso de aclimatación debemos hacer lo necesario para evitar situaciones de deshidratación que nos pongan en peligro”, aconseja el Dr. Villanueva.
Prometiendo ser cautos, podemos ponernos en marcha y ver de qué forma concreta nos puede ayudar entrenar en pleno agosto, por qué nos ayuda ese calor. Tomen nota.
- Aumenta la resistencia: Este proceso es como el que sucede cuando las personas se ejercitan en altitudes elevadas. El cuerpo se adapta al producir más glóbulos rojos que aumentan la cantidad de oxígeno que llega a los músculos, mejorando el rendimiento durante el entrenamiento y las carreras en altitudes más bajas. Y favoreciendo así también una mayor resistencia.
- Evita lesiones musculares: Sabemos que en invierno los músculos están más tensos por el frío. Por eso es necesario realizar ejercicios de calentamiento para evitar lesiones. En verano, en cambio, los músculos están más distendidos, con lo cual el riesgo de sufrir una lesión al correr o jugar al tenis se reduce en más del 50%.
- Evita la retención de líquidos: El calor produce un exceso de sudoración que no lleva aparejado la pérdida de peso sino de líquidos, por este motivo es bueno para evitar la retención de los mismos, pero nuestro organismo nos pedirá que reemplacemos los líquidos necesarios para su buen funcionamiento.
Con calor, la perdida de líquido y electrolitos es mayor. Mantener el cuerpo hidratado durante el ejercicio ayuda a reemplazar el agua perdida por el sudor y evita la fatiga y el bajo rendimiento físico.
- Baja el colesterol: El deporte supone un beneficio para la mayoría de factores de riesgo cardiovascular. Pero, además se ha constatado que esta reducción de colesterol es mayor cuando el deporte se realiza en la época estival. Eso es gracias al sol y a que la luz ultravioleta ayuda a metabolizar estos lípidos.
El experto nos da las claves para sacarle partido a las altas temperaturas, sin olvidar y recordar la importancia de los peligros que también existen. La protección será siempre esencial, pues a pesar de todo un 25% de la población sana es intolerante al calor.