La estatura, ese complejo generalizado del que intentamos huir durante nuestra etapa escolar. “Con los padres tan altos que tienes, seguro que creces un montón”, me decía todo el mundo a mis 16 años. Y claro, yo me hinchaba cual pavo real imaginando que llegaría al 1,80 cm de las modelos de Victoria’s Secret.
Mi gozo en un pozo. Llegados a los 21 comprendí que no pasaría del 1,68 cm. Una estatura que, aunque dentro de lo normal, siempre he querido mejorar. ¿Es posible ganar centímetro de altura cuando ya somos adultos y nuestra curva de crecimiento no puede más que mantenerse o bajar? Pues agárrate a la silla porque la respuesta es sí.
¿Por qué decrecemos?
¿Te suena una cosa llamada gravedad? Pues si le sumamos a la fuerza que hace que nuestros pies no se despeguen del suelo, la pérdida de grosor de los discos intervertebrales debido al envejecimiento, las malas posturas y una menor elasticidad nos da un total negativo de centímetros.
Vaya, que inevitablemente vas a encoger conforme vayas soplando las velas de tu tarta de cumpleaños. Y si ya de por sí no eres muy alto, pues lo mismo te conviene hacerme caso.
Para ser más técnicos, nuestro cuerpo posee unos segmentos no óseos, llamados placas de crecimiento, que juegan un papel fundamental en nuestra estructura corporal. Estas placas junto a la hormona del crecimiento son las responsables de nuestra altura.
Deportes que suman centímetros
Baloncesto
El deporte de la gente alta por excelencia es ideal para que tu cuerpo llegue a estirarse al máximo. La clave está en que el baloncesto mantiene en forma tus huesos debido al movimiento constante y a los repetidos saltos que se producen durante el juego.
Estos últimos provocan un exceso de flujo sanguíneo en las placas de crecimiento que les ayudan a ganar unos centímetros. ¿Nunca has visto a los jugadores estirarse cual gato volador para llegar a tocar el aro de la canasta? Pues eso.
Natación:
Una de las disciplinas más completas. En su caso, te ayudará a ganar unos centímetros ya que pone en funcionamiento los músculos de brazos, piernas, espalda y abdomen haciendo que se estiren y, por ende, protejan los huesos adyacentes y no se ‘oxiden’ con el tiempo.
Sin embargo, lo más importante está en la propia postura que adoptamos cuando nadamos. Mientras estamos en el agua, nuestro cuerpo está flotando en posición horizontal y niega la gravedad. Por lo tanto, toda la parte superior del cuerpo está sometiéndose a un proceso de estiramiento y contracción que ayuda a mantener una buena postura y a crecer.
Fútbol
Si antes decíamos que la natación ayudaba a la parte superior de nuestro cuerpo, el fútbol nos hace crecer potenciando nuestro tren inferior. Durante un partido de balompié, los jugadores corren durante 90 minutos. Algunos más que otros, pero en eso no me voy a meter. En este tiempo, los músculos de las rodillas y de los muslos se estiran y nos ayudan a mantener una estructura corporal más recta y alta.
Ciclismo
¿A que no te imaginabas que sentado ibas a poder crecer? Pues sí. Cuando montas en bicicleta estás haciendo el mismo trabajo con tus piernas que si estuvieses jugando al fútbol.
Salto de altura y saltar a la cuerda
Los meto en el mismo saco porque los dos son beneficiosos para aumentar nuestra altura por la misma razón. Cuando los practicas, están suspendiendo tu cuerpo en el aire y eso hace que los músculos se contraigan y estiran por la falta de gravedad. Una de centímetros marchando, por favor.
La alimentación también es importante
Está muy bien que decidas iniciarte en la práctica de estos deportes, pero no descuides tu dieta. El calcio es fundamental para que nuestros huesos permanezcan sanos y fuertes por más tiempo y evitar así la osteoporosis. Unos huesos en buen estado harán que el encorvamiento que sufrimos con el tiempo sea más lento y menos pronunciado.
Según datos del estudio "Osteoporosis: un problema de salud pública", en tu alimentación no deben faltar, los lácteos y los cereales (calcio), el pescado azul (vitamina D), frutos secos y legumbres (fósforo) y verduras de hoja verde oscura como las espinacas y el brócoli (vitamina K).