Para poder quemar la grasa del flotador, y que incluso empiecen a aparecer los primeros signos de que debajo hay una flamante tableta de chocolate, la fibra va a jugar un papel fundamental.

Hay dos tipos de fibra, la soluble y la insoluble, y cada una actúa de una manera diferente en tu cuerpo. La fibra insoluble no se mezcla con el agua (lógico) y su trabajo es facilitar el tránsito intestinal. Es decir, es la idónea cuando estás estreñido y tienes la tripa hinchada.

Por otro lado, la fibra soluble, como el beta-glucano o el famoso glucomanano (que se puede tomar en pastillas), se disuelve en agua formando un gel viscoso que ralentiza la velocidad a la que la comida pasa hacia el intestino.

La ventaja de esta fibra es que te hace sentir más saciado y, por tanto acabas comiendo menos. De hecho, en un estudio se demostró que al aumentar la dosis de fibra soluble en 10 gramos diarios, el riesgo de tener flotador se redujo casi un 4% (que tampoco es mucho, pero por algo se empieza).

Otro de los puntos fuertes de la fibra soluble es que mejora tu flora intestinal, lo que ayuda a reducir la grasa abdominal. El problema de nuestra época, es que ya sea por la mala alimentación, o por no dejar a nuestro cuerpo en paz con dietas que van y que vienen, nuestra flora suele estar muy dañada. Tener bien cuidadas a nuestras bacterias (no te asustes, que aunque sean bacterias, son amigas), prevendrá enfermedades como la diabetes tipo 2, y problemas cardíacos.

Por qué tener una flora cuidada, hace que no tengamos flotador.

Nuestro organismo no está diseñado para digerir la fibra, y por eso llega al intestino sin haber sido modificada. Una vez en el intestino (y voy a resumir) esta fibra sí se digiere y forma pequeñas cadenas de ácidos grasos, un tipo de grasa que, paradójicamente ayudan a reducir la grasa abdominal en un tiempo récord.

Esto es lo que hace la fibra directamente en nuestros michelines, pero además, y como dije antes, tomar este tipo de fibra te hace sentir más lleno y acabarás tomando menos calorías, por lo que podrás perder barriga rápidamente.

Y esto no es todo, al hacer que la comida se digiera más lentamente, cuando comemos hidratos, éstos se irán descomponiendo poco a poco evitando así los picos de insulina (que hacen que te entre un hambre voraz a los poco minutos, y que se almacene en forma de grasa los hidratos que no se vayan a usar).

En resumen, si ya te he convencido del “poder milagroso” de la fibra, debes saber que puedes encontrarla en los boniatos, en frutas como los albaricoques y las naranjas, en legumbres o granos como la avena.

Pero ojo, aunque la fibra soluble te ayuda en tu operación bikini, tampoco es bueno pasarse porque cantidades muy elevadas de esta sustancia podría provocar dolor de tripa, gases, e incluso diarrea. Así que no te pases de los 25 gramos diarios si tu doctor no te dice otra cosa.

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