Para conseguir estos resultados hay un montón de aspectos a tener en cuenta, tanto metabólicos como bioquímicos, hormonales, etc. Así que voy a intentar explicar la clave para lograr estos resultados sin comernos demasiado la cabeza.
Antes de hablar de la comida (que seguro que estáis pensando que es la clave), vamos a hablar del ejercicio, de construir músculo.
Básicamente, el proceso de descomponer la grasa se lleva a cabo en la mitocondria (una cosita que hay dentro de la célula) de los músculos. Y adivina qué, cuando entrenas activas este proceso además de regular las hormonas encargadas de este mismo fin.
El trabajo de cardio siempre ha sido el protagonista a la hora de quemar grasa, pero la verdad es que para mí es más importante centrarse en la musculatura. Es sencillo, si la grasa “se quema” en la mitocondria, que está en el músculo, cuanto más músculo, más mitocondrias y… pues eso.
Lo ideal es hacer ejercicios donde se vean involucrados el mayor número de músculos posibles ya que esto hará que tu metabolismo aumente y quemes más calorías durante el reposo.
Para ello puedes elegir el peso muerto, saltos al cajón, thrusters, press de banca, sentadillas, etc.
Y no te olvides del entrenamiento HIIT, que hace que tu cuerpo no pueda crear el suficiente oxígeno durante la sesión. Esto provoca una “deuda” de oxígeno en los músculos que tiene que subsanarse y compensarse después del entrenamiento. Y es ahí donde empiezas a quemar grasa sin darte cuenta.
Y vamos ahora con la otra parte del tándem, la alimentación. Si ya te ha quedado claro que para quemar grasa tienes que trabajar varios músculos a la vez, es momento de ver las pautas básicas que debes llevar en tu nutrición.
Te recomiendo no pasar hambre, ya que el cortisol (la hormona del estrés) sale a la palestra y causa una mayor acumulación de grasa en el cuerpo. Por eso es importante comer con cabeza, y no dejar de comer.
Para eso debes comer menos pero más frecuentemente. Así, la insulina (que se encarga de controlar también el almacenamiento de la grasa) se mantiene a raya. Vamos con una lección rápida: cuando comes, la glucosa de tu sangre se dispara, y lo mismo pasa con la insulina. Cuantas más calorías ingieras, más grande es el pico, y cuando esto pasa tu cuerpo decide meter los nutrientes en las células grasas en lugar de meterlo en el músculo.
Un truco es comer comida picante, ya que la capsaicina (que es lo que pica) aumenta tu metabolismo horas después de haber terminado de comer, incrementando también la oxidación de las grasas.
También, y supongo que esto lo sabrás, debes tomar más proteína, que te hace sentir más saciado y construye el tejido muscular haciendo más fuerte, duro, y grande (chicas no os asustéis que cada cuerpo tiene su límite).
Aún así puedes mirar en internet infinidad de recursos y recetas saludables, pero lo que yo siempre recomendaré (y a ver si me aplico el cuento) es aprender a cocinar. No hay nada como saber la base de la alimentación para crearte tú mismo tus recetas y saber en cada momento qué estás ingiriendo.
En resumen, que para quemar grasa y tonificar la musculatura, como supongo que ya sabrías, lo más importante es entrenar y comer de la manera adecuada.
¿Te queda alguna duda? Entonces pregunta a un profesional, que estoy seguro de que estará encantado de ayudarte.