Lo primero que tienes que saber es que adelgazar requiere tiempo. Si lo que quieres es mantener el ritmo y no perder la motivación, prueba a llevar un registro de lo que comes y de lo que entrenas. Ver resultados positivos, aunque sean pequeños, hace que no quieras tirar la toalla.
Pero ojo, ya sabes que para perder grasa corporal no vale cualquier cosa. Quiero decir, si dejas de comer durante una semana seguro que adelgazas pero, tu salud lo va a notar. Y no sólo tu salud, sino que cuando vuelvas a comer, seguramente engordes más de lo que has perdido.
Vamos a ver qué es exactamente lo que debes hacer para adelgazar y no recuperar ese peso perdido.
Invierte en una báscula
Como imaginarás, la mejor manera de ver si pierdes peso o no es, lógicamente, pesándote. Pero hay que tener cuidado y no volverse esclavo de este aparato. Si te subes cada hora, es más que probable que veas cómo tu peso cambia a lo largo del día tanto para bien, como para mal. Llevar un registro de tu peso está bien, pero limítate a hacerlo una vez a la semana, y siempre en ayunas a primera hora de la mañana.
Aún así, no dependas sólo de ese numerito, puesto que si estás entrenando, es probable que también estés ganando tono muscular y, por tanto, no pierdas peso tan rápido como te gustaría. Por eso mi consejo es que te compres una báscula que te mida el porcentaje de grasa corporal. De este modo llevarás un control más específico de la grasa que estás eliminando. Y eso es justo lo que queremos eliminar.
Presta atención a tu ropa
Un gran indicador de pérdida de peso es la ropa. Puedes incluso olvidarte de la báscula si ves que el pantalón o la falda de turno cada vez te queda más holgada. Al final, cuando queremos adelgazar, nos queremos ver bien. Y cuando vemos que vamos reduciendo nuestra talla de ropa, el peso total nos da un poco más igual.
Y pasa lo mismo si lo que quieres es tener un cuerpo fuerte. Fíjate como al ensanchar de hombros, las camisas te quedan más apretadas, y las mangas más cortas. Eso no quiere decir que estés engordando sino ganando masa muscular.
Desempolva la cinta métrica
Este método es un poco más complicado hacerlo sin ayuda, pero al igual que con la ropa, aquí los número tampoco mienten. Tómate las medidas de los muslos, caderas, cintura, pecho y hombros, y verás como esa medida va cambiando a medida que cuidas tu alimentación y tus entrenamientos.
Hazte fotos
Al mismísimo estilo del “antes y el después”, puedes tomarte una foto cada cierto tiempo para ver tus progresos. Intenta que sea siempre en la mismo postura, desde varios perfiles y, a poder ser sobre un fondo liso.
Una vez tengas 4 o 5 fotos, si te las has hecho cada quince días aproximadamente, puedes fijarte en los pequeños cambios que estás sufriendo. Desde la papada, los brazos (que ya hay menos colganderas), cintura, cadera, etc.
Y si te animas, puedes subirlas a alguna red social para demostrar que sí estás pudiendo. Seguro que hay gente a la que le sirves de inspiración y otra que te anima a seguir.
Crea tu propio club de fans y déjate piropear por los demás.
¿Qué mayor motivación que eso?