Cuando Óscar Peiró, dueño y monitor del gimnasio Smart Club, revisó los números de asistencia a las clases de spinning antes y después de aplicar el programa The Trip a ellas, se quedó anonadado: ahora prácticamente no queda hueco para nadie cuando se imparten este tipo de clases.
Y no es para menos. Asistimos a la prueba de una de ellas y la sensación es la de estar delante de un cine viendo una película que transcurre por montañas, mares, cielos e incluso llegando a veces a la psicodelia más cañera sin duda para darle más fuerte a los pedales.
La diferencia principal, además de la inmersión, es que el monitor de spinning, en lugar de estar frente a sus alumnos, se encuentra al mismo nivel que ellos, siendo uno más del pelotón que les llevará de aventura a la vez que se ejercitan con el entrenamiento típico de spinning: periodos de intensidad interválica mezclados con momentos de bajada de pulsaciones.
¿Estaremos ante el futuro de las clases de spinning? Desde luego que sí, sobre todo para los gimnasios que tengan la capacidad de instalar una pantalla y unos proyectores adecuados, aunque siempre se puede adaptar el programa para poderlo ver en los televisores que muchos gimnasios tienen ya instalados en las aulas de spinning para hacer las clases virtuales.