Hace unos días, navegando por Twitter, me encontré con un artículo que hablaba del ‘plogging’. Me llamó la atención la foto y pinché para ver de qué hablaba. Mi sorpresa fue máxima cuando vi en qué consistía esta práctica deportiva. El ‘plogging’ es ni más ni menos que la mezcla de salir a correr e ir recogiendo basura. Así, como suena.
Al parecer esta idea se le ha ocurrido a un sueco. Se conoce que se han cansado de montar muebles del IKEA y ahora se entretienen de esta fascinante manera, corriendo y agachando el lomo para echar en una bolsa cualquier desperdicio que se cruce en su camino.
El amigo Erik Ahlström, un defensor del medio ambiente, fue, al parecer, el primero en utilizar este término hace poco más de un año. ‘Plogging’ es la mezcla de las palabras ‘Jogging’ y ‘plocka upp’, que en español significa más o menos, ‘recoger’. Y en el tiempo transcurrido desde esa primera publicación la idea ha corrido por todo el mundo. Si buscáis el término en Instagram, encontraréis miles de post de gente practicando ‘plogging’.
El caso es que me llamó la atención el tema. Y decidí que tenía que probarlo. No en vano, según decía el artículo, esta modalidad del Running te permite trabajar la fuerza mientras corres. El movimiento de agacharse a recoger desperdicios podría equivaler a una especie de sentadilla y además según avanza la actividad vas cargado con más peso. ¡Todo ventajas!
Pues eso, que me dije a mi mismo que tenía que probarlo. Así que decidí que en la Tractorismo Race iría con una bolsa recogiendo ‘mierda’ por el camino. Y eso mismo fue lo que hice, coger la típica bolsa que nos dan en todas las carreras populares y llevarla a la espalda dispuesta a llevarla hasta la meta llena de restos.
La carrera, para los que no la conocéis, discurre a través de caminos alrededor de un pequeño pueblo de la Comunidad de Madrid, Villamanta (buscad en Google Maps). Y quiero decir que los corredores que participaron se portaron de una manera excelente en cuanto al cuidado de esos caminos. Sólo tuve que recoger una botella que un, digamos descuidado corredor, dejó caer unos cientos de metros más allá de un avituallamiento.
El resto de desperdicios que tuve que recoger fueron plásticos varios, alguna lata de cerveza (tamaño ‘yonkilata’) y una botella de agua de litro y medio, que al parecer, llevaba meses en la linde del camino. Resumiendo, tuve que doblar los riñones pocas veces y me dediqué más a correr que a otra cosa. Y eso que fui bastante atento para que no se me pasara por alto ningún resto.
A esto del ‘plogging’ yo le veo un problema muy grande, y es que los españoles somos muy, pero que muy guarros. Si uno decide salir a hacer ‘plogging’ por alguna de las ciudades de la geografía nacional, está claro que va a estar más tiempo agachado recogiendo basura que corriendo. Triste pero cierto.
Pese a ese problema y también al engorro de correr con una bolsa en la mano o a la espalda, creo que todos deberíamos probarlo al menos una vez en nuestra vida como runners. Nos daríamos cuenta de lo poco civilizados que somos y nos abriría un poco los ojos.
Con un poco de esfuerzo y concienciación por nuestra parte seríamos capaces de no tener nuestras calles, caminos, montes y montañas como auténticos vertederos, que a veces lo parecen. Un gesto tan simple como guardar un papel o plástico en tu bolsillo y tirarlo al llegar a casa, es suficiente para ir cambiando el mundo poco a poco.