Es difícil encontrar un diagnóstico en el que todos los médicos coincidan de manera tan rotunda: si eres fumador, lo mejor que puedes hacer es dejarlo. Vale, es verdad, fácil de decir pero difícil de conseguir, aunque... ¡todo es proponérselo!
Y es que, dejar de fumar supone no sólo superar una dependencia física, sino también un hábito psicológico. Al dejar el cigarrillo el cuerpo comienza a manifestar síntomas de abstinencia ya que el acto de fumar es como un ritual cotidiano: se practica por la mañana con el café, después de las comidas, o durante un descanso en el trabajo. Por ello, es necesario atacar tanto la dependencia como los hábitos rutinarios que se han ido creando en torno al tabaco.
Por ello, es necesario establecer un plan para dejar de fumar y buscar nuevos hábitos que nos puedan ayudar a romper con la nicotina y a la vez, mejorar nuestra calidad de vida. En este sentido, el deporte puede ser tu gran aliado y más teniendo en cuenta que entre los miedos más comunes de los fumadores a la hora de dejarlo, se encuentra el de enfrentarse a la báscula.
A todos nos viene a la cabeza la historia de ese 'fulanito' que cuando lo dejó se metió 10 kilos (o más) al cinto. Ese aumento de peso se debe a que la nicotina hace aumentar la frecuencia cardiaca, lo que provoca que el metabolismo funcione más rápido y haya un mayor gasto de energía. Sin embargo, hacer ejercicio no sólo nos puede ayudar a evitar el aumento de peso, sino también, a sacar la fuerza de voluntad necesaria para romper definitivamente con el tabaco.
Así, en un estudio elaborado con adolescentes hace algunos años por la Universidad George Washington, se comprobó como dar un paseo de entre 20 y 30 minutos todos los días les ayudaba a reducir el número de cigarrillos o incluso dejarlo.
Para llegar a esta conclusión, el equipo de investigación tomó a 233 jóvenes de 19 institutos de West Virginia (uno de los estados de EEUU con mayor tasa de tabaquismo) con hábitos similares en lo que se refería al consumo de tabaco. Comprobaron cómo aquellos que caminaban 20 minutos al día fueron capaces de reducir el número de cigarrillos que consumían e incluso dejarlo.
"No entendemos completamente la relevancia clínica del aumento gradual de la actividad diaria de 20 o 30 minutos en estos jóvenes. Pero sí sabemos que modestas mejoras en la actividad física conlleva beneficios para la salud. Nuestro estudio apoya la idea de que el fomento de un comportamiento saludable puede servir para promover otro", aseguraba la directora de la investigación, Kimberly Horn, que además apuntaba a la liberación de endorfinas como las responsables del buen resultado. "Estas sustancias podrían ayudar a los fumadores a lidiar mejor con los síntomas del síndrome de abstinencia, que con frecuencia conducen a la recaída".
Y es que, cuando se deja el tabaco, el cuerpo se oxigena mejor, lo que puede provocar un aumento de ganas por hacer ejercicio o por lo menos, por mantener un estilo de vida más activo.
Aparte del ejercicio, los expertos recomiendan cuidar la alimentación mientras se está dejando de fumar, en este sentido es importante que no caigas en sustitutos del cigarrillo en forma de chocolate, bebidas azucaradas, patatas fritas o snacks. Si necesitas satisfacer las necesidades de tu cerebro de azúcares, una buena manera puede ser consumiendo fruta, una opción mucho más sana que nos ayudará a mantener la talla.
Verás como con un poco de fuerza de voluntad consigues acabar de una vez con todas con los 'malos humos' que te rodean sin necesidad de renovar todo tu armario.