Posiblemente el velocista Usaint Bolt y el nadador Michael Phelps son los dos nombres que mejor responderían a esta curiosa pregunta. La superioridad o el dominio de la raza negra en el ámbito de atletismo es abrumadora, ya sea en carreras de corta distancia (100 o 200 metros) donde la explosividad es un factor determinante y los mejores velocistas casi siempre suelen ser jamaicanos o estadounidenses e igualmente sucede en pruebas de largo recorrido como el maratón, donde los africanos (keniatas y etíopes) son prácticamente imbatibles.
Por otra parte, si nos zambullimos en la piscina ocurre justamente lo contrario. En este deporte son los nadadores de raza blanca quienes se cuelgan las medallas cuando se trata de dar brazadas en la pileta. ¿A qué se debe? ¿Tiene alguna explicación lógica?
La respuesta que explicaría la diferencia del color de la piel a la hora de auparse al podio en una u otra disciplina parece estar estrechamente relacionada con el centro de gravedad de los deportistas, ubicado en el ombligo, según un estudio realizado por científicos de la Universidad norteamericana de Duke y publicado en la prestigiosa revista International Journal of Design & Nature and Ecodynamics.
En el caso de los atletas de raza negra, sus extremidades son más largas en comparación con los deportistas de raza blanca de su misma altura y su centro de gravedad –debido a la arquitectura del cuerpo humano- suele estar algo más elevado.
Esto hace que su ombligo esté unos 3 centímetros por encima en comparación con sus rivales de raza blanca. Este pequeño detalle genético, les proporciona una ligera ventaja cuando se trata de sprintar en el tartán o correr largas distancias por el asfalto.
Al agua
Sin embargo, la historia cambia por completo cuando el deporte consiste en lanzarse a una pileta de agua de 50 metros de longitud y dar brazadas lo más rápido posible. En la piscina, los nadadores blancos cobran ventaja, ya que por lo general su torso es más largo y su ombligo (centro de gravedad) se encuentra un poco más abajo, lo cual ayuda a que puedan nadar más rápido que sus rivales.
En el caso de los asiáticos, al ser más pequeñitos hace que su centro de gravedad se situé todavía más abajo, lo que implica una gran ventaja en el agua, pero al mismo tiempo ésta se ve mermada por su estatura. Al no ser tan altos como otros nadadores de raza blanca no son tan competitivos en la pileta.
Un torso largo y ancho tiene la gran ventaja de generar una ola de mayores dimensiones en la piscina. Por esta razón, aquel nadador que origina la ola más grande y es capaz de ‘surfearla’ es quien nadará a mayor velocidad.
Los investigadores de este singular estudio concluyen que los atletas negros son un 1,5% más rápidos a la hora de correr, mientras que los nadadores de raza blanca gozan de la misma ventaja cuando dan brazadas en el medio líquido.