Lo de que cada persona tiene un olor corporal personal e intransferible es cierto. La salud, la genética y la propia higiene corporal influyen hasta tal punto que –curiosidades de la vida– aunque dos personas utilicen la misma fragancia nunca olerán del todo igual.
Hasta ahí todo bien, pero cuando hablamos de tener demasiado cerca a alguien que apesta ligeramente o, peor, somos nosotros mismos quienes desprendemos un aroma tan desagradable que ni el mejor de los perfumes es capaz de solventar la nube de olor que estamos dejando, la cosa se pone complicada.
Lo que ocurre en estos casos en los que el desodorante sí te abandona tiene una explicación, y no es que hayas comprado un producto de mala calidad: la fetidez emana de nuestro interior y se libera a través de las glándulas sudoríparas.
Exacto, esto quiere decir que el olor del sudor puede verse afectado en función de lo que comamos, y si escogemos bien nuestra la base alimenticia podremos evitar la fetidez corporal que tanto nos angustia.
Cierto. Nunca vas a oler a rosas cuando sudes, pero los expertos han encontrados algunos alimentos que pueden ayudarte a reducir los hedores corporales y evitar esa peste que te acompaña después de hacer deporte o de una larga jornada de calor y atufamiento mental y corporal.
Igual que deberías evitar los alimentos procesados, los carbohidratos, la cebolla, determinadas especias o bebidas como el café y el alcohol, también es interesante que incluyas alguno de estos en tu dieta semanal.
1. Piña. Mantenernos hidratados es fundamental para eliminar adecuadamente la acumulación de toxinas, unas de las grandes culpables de que puedas oler demasiado fuerte. No sólo eso, además mantendremos el intestino saludable y conseguiremos que ningún residuo innecesario se quede atrapado en nuestro tracto digestivo. Al margen de la sandía, el melón o las fresas propias del verano, frutas como la piña, que contiene un 87% de agua, deberían convertirse en tu postre y merienda diario para evitar el mal olor corporal.
2. Nueces. Uno de los aperitivos más saludables, las nueces son ricas en magnesio lo que se traduce en que nuestro cuerpo depure mejor el exceso de sustancias químicas nocivas, así como metales pesados y otras toxinas, de tal forma que se mantenga estable nuestro olor corporal. El aguacate, los plátanos, los cereales integrales y las legumbres también contienen una buena cantidad de este mineral.
3. Yogur. Los alimentos probióticos mantienen la flora intestinal en buen estado asegurando la supervivencia de las bacterias beneficiosas y deshaciéndose de las nocivas. Su consumo nos ayuda a reducir la sensación de hinchazón, prevenir los temidos y malolientes gases y a mejorar el proceso de digestión y eliminación de los hidratos de carbono (recordemos, producto poco recomendable si queremos mantener nuestro hedor a raya).
El yogur es el más conocido y comúnmente presente en cualquier nevera, pero también nos sirve el kéfir, el chucrut e incluso la sopa de miso. Amplía miras que te puede quedar un menú antifetidez de lo más completo.
4. Ajo. Ni te imaginabas que estuviese en esta lista, ¿verdad? Pues resulta que consumir a menudo el antibiótico natural por antonomasia nos protege contra los virus y bacterias responsables la fetidez. De primeras te ‘cantará’ ligeramente el aliento, pero a largo plazo sus beneficios serán de lo más agradables para tu olfato y el de los que te rodean.
5. Espinacas. Y otras verduras de hoja verde, claro. Todas ellas contienen clorofila, compuesto químico responsable de darles ese color verdoso intenso que tiene una tarea fundamental en nuestro tracto intestinal: neutralizar los olores.
“¿Hablamos de lo de los chicles?”, te preguntarás. Sí, eso mismo, pero en formato verduras para añadir de paso propiedades antioxidantes y desintoxicantes y eliminar toxinas y radicales libres que, acumulados sin mesura, se traducen en que desprendas un olor la mar de desagradable.
6. Cordero. Si notas que hueles especialmente mal, prueba a añadir a tu dieta una ración de cordero al menos un día a la semana. Uno de los signos más notables de déficit de zinc es precisamente la aparición de un mal olor corporal repentino.
Probablemente no tenías ni idea, pero este oligoelemento es uno de los ingredientes principales de desodorantes y antitranspirantes gracias a que se encarga de regular los procesos de desintoxicación y eliminación de toxinas.
Una ración de unos 100 gramos de carne de cordero, además de sabrosa y nutritiva, contiene hasta el 58% de la ingesta de zinc que necesitamos por día. Por descontado, las mencionadas espinacas también te harán la cobertura en cuanto a la ausencia de este mineral en tu organismo.