Soportar altas temperaturas y no resistirse a tomarse un rico heladito puede convertirse en una misión casi imposible, la tentación llama a nuestra puerta y, con ella, los kilos que anuncian que están listos para acoplarse todo el verano en muslos, abdomen, cintura… Sí, ya podemos despedirnos de los cucuruchos de tres bolas, los helados hay que tomarlos en pequeñas dosis.
"Los helados pueden ser muy variados y tener un montón de opciones añadidas al helado base. Al helado de base se le suele añadir frutos secos, galletas, fruta en almíbar, siropes, chocolate, muchas veces en trocitos mezclados con emulgentes y grasas para que encontremos pequeños trocitos al consumirlos, con lo que el valor calórico puede aumentar y mucho. Eso añadido a que una tarrina de helado que nos puede parecer pequeña, muchas veces tiene más peso que un envase de yogurt y cada vez hay en el mercado envases más grandes que nos hacen no ser conscientes de la cantidad", advierte la Dra. Elena Pérez Montero, nutricionista del complejo hospitalario Ruber Juan Bravo y de Hospital Quirónsalud Madrid.
Aunque no forma parte de una alimentación básica, sí pueden ser consumidos de forma esporádica sin que por ello dejemos de hacer un consumo equilibrado. Otra cosa son las calorías que podamos sumar a nuestro peso. Por eso las cantidades son esenciales, así como los complementos e ingredientes, las virutas de chocolate quizá nos las debamos ahorrar.
En todo caso, es cuestión de entender nuestras características particulares y cuánto nos está permitido ingerir. Podemos partir de unos datos comunes, así “lo que se denomina un helado cremoso, que estaría englobado en helados lácteos, aporta alrededor de 199 kcal/100 grs, de las cuales, a pesar que el agua lo compone el 62%, tienen un contenido graso aproximado del 10% y un contenido en azúcares del 27%, la mayoría simples", comenta la doctora.
"Una tarrina pequeña de helado puede pesar entre 70-125 gramos. El contenido de agua de sorbetes y polos de hielo es algo mayor, entre un 66-69%, aportando alrededor de 135 kcal/100 gramos, de las cuales su contenido graso aproximado es del 1,5% y su contenido en azúcares del 30%, también simples", explica la especialista, no sin antes aconsejar que distingamos entre los tipos de helados y en los comprados leamos el etiquetado para conocer nutrientes y composición.
Los de hielo, los polos sorbetes o granizados, aunque tienen más contenido en agua, tampoco nos permitirían un consumo incontrolado, pues aunque sí que es cierto que contienen menos calorías que los de leche su aporte de azúcares simples es mayor, además de sumar a sus recetas colorantes y conservantes.
Los deportistas que no quieran evitar darse el placer de tomarse un helado tendrán que tener en cuenta sus necesidades energéticas, hacer matemáticas con lo que gasta y consume, pero siempre teniendo presente que debe haber un control.
Podemos no renunciar a ellos siempre que las cantidades sean responsables y si no, como aconseja la doctora Pérez Montero, una buena opción sería combinarlos con frutas que podemos cortar en trozos y congelar o combinarlos con yogurt desnatado.
Si no queremos pasar todo el otoño lamentando los ricos helados del verano que nos tomamos, lo mejor será que nos regalemos los justos y los disfrutemos como el regalo que son.