Sin embargo, como para casi todo, existen determinados trucos y consejos que te pueden ayudar y venir bien para evitar lanzarte a la máquina de snacks de la oficina (¡quién la pondría ahí!) y ahorrarte, de paso, unos euros y unos kilos de más.
1.- Reconocer el problema: bien, si estás leyendo este artículo es porque, de una manera o de otra, en algún momento te has sentido tentado/a de atacar a la dichosa máquina. No lo vayas a negar ahora que ya estás aquí. Saber que eso puede constituir un problema y darte cuenta de ello es el primer paso. Ya no mirarás a la maquinita de la misma manera.
2.- Evita el aburrimiento: muchas de las veces que vamos a por ese antojo es porque estamos aburridos y no sabemos qué hacer. Entonces abrimos la nevera o la despensa y le damos sin compasión. Si evitas estos momentos de aburrimiento y los sustituyes por otra actividad, como por ejemplo dar un paseo o mirar un rato por la venta, te vendrá bien.
3.- Adelántate a tu enemigo: ¿por qué atacar a la máquina de snacks si ya tienes unos snacks en el cajón de tu escritorio? Claro, se trata de que te adelantes a tu enemigo y que saques ventaja del tema. ¿Cómo? Haciendo que esos snacks sean sanos y saludables, como unas piezas de fruta cortadas de casa.
4.- Mastica chicle: algunos estudios han demostrado que las personas que mastican chicle (hazlo sin azúcar, mejor) tienen menor sensación de querer picar entre horas. Tampoco abuses de la goma de mascar, porque no es demasiado buena para los músculos de la mandíbula ni para tus dientes.
5.- Retrátate: si te gustan las fotos y te gustaría comenzar a hacerte fotos de tus abdominales para colgarlas en Instagram, ¿por qué no empiezas por hacerte fotos mientras devoras ese cruasán grasiento que acabas de comprar en la máquina? De este modo, cada vez que veas la foto te darás cuenta de lo que no tienes que hacer, y te ayudará a no repetirlo en el futuro.