“Una cerve al año no hace daño”, “Un tinto al día, alegría” y así podríamos entrar en modo random a recitar la colección de excusas pseudocientíficas que promueven el consumo de alcohol. En un país de ancestral cultura vitivinícola y amplias extensiones de lúpulo como el nuestro, los estudios de este tipo no contribuyen a la salud de la población. Pero se trata de vender más botellas y barriles. Aquí analizamos algunos de los mitos más extendidos sobre los supuestos beneficios de las bebidas alcohólicas.
1.- El alcohol “ayuda” a hablar un idioma extranjero. Falso. Podemos imaginar a los examinadores de idiomas al borde del colapso nervioso cuando apareció este estudio, a partir de la “amplia muestra” de 50 alumnos alemanes que estudiaban holandés. Con una pinta de cerveza se supone que pronunciaban mejor el idioma.
Esta investigación es tan fiable como afirmar que la ingesta de alcohol ayuda a los estudiantes extranjeros a volar y practicar “balconing” en España. No existe absolutamente ninguna evidencia científica seria que apoye cualquiera de esas teorías.
2.- El alcohol esporádico “no” aumenta el riesgo de cáncer. Falso. Incluso un consumo moderado de bebidas alcohólicas se asocian de manera causal con el cáncer de laringe, esófago, carcinoma hepatocelular, cáncer de mama y cáncer de colon. Según un reciente informe de la Sociedad Estadounidense de Oncología Clínica -que analizó 150 estudios anteriores- cerca del 5,8% de las muertes por cáncer están directamente relacionadas con el consumo de alcohol.
3.- El alcohol “mejora” la salud cognitiva y longevidad. Falso. El estudio que defiende esto duró 29 años y analizó a 1.344 voluntarios mayores de 60 años de clase media californiana.
El 49% de los participantes declararon que habían bebido de forma moderada y ya solo con eso se concluyó que su salud cognitiva dependía del alcohol. O no. Los mismos autores del estudio reconocen en la letra pequeña, al final del todo, donde ya uno ha dejado de leer que “no está claro si existe un vínculo causal entre el consumo frecuente de alcohol y una mejor salud cognitiva”. ¿Entonces?
4.- Solo el “abuso” del alcohol daña al cerebro. Falso. Un consumo moderado de bebidas alcohólicas acaba dañando al cerebro a largo plazo. Al menos eso han observado los investigadores de la Universidad de Oxford, que llevan desde los años 80 haciendo un seguimiento a un grupo de 550 participantes mayores de 30 años a los que han controlado con resonancias magnéticas.
Según sus conclusiones, incluso aquellos que bebían moderadamente tenían tres veces más probabilidades de atrofia en el cerebro. Y no solo eso, otro reciente estudio acaba de desvelar que el abuso de alcohol directamente mata las células madre neuronales.
5.- El alcohol “no altera” mi comportamiento. Falso. A partir de 20 gramos de alcohol se ven alteradas nuestras capacidades cognitivas y psicosociales. Una copa de vino o una cerveza contienen 10 gramos de alcohol. El Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo, las cárceles y los cementerios están llenos de víctimas del “Yo controlo”. Y este estudio hace un escalofriante análisis de la relación entre consumo de alcohol y comportamientos violentos.
6.- El alcohol “protege” la salud del corazón. Falso. Durante años ese mensaje (que tenía detrás al lobby de las marcas alcohólicas) ha calado en la sociedad. Aunque la ciencia ha demostrado justo lo contrario: incluso poco alcohol se relaciona con enfermedades cardiovasculares. Científicos y organismos (como este informe de la OMS) que no tienen intereses económicos ni han sido financiados por el lobby del alcohol intentan remediar el grave daño para la salud pública que han provocado las campañas encubiertas.
Seamos realistas: lo único que puede proteger el corazón y otros órganos son los hábitos de vida saludables y la dieta sana. Lo que recomienda la ciencia es reducir el consumo de alcohol si queremos vivir más años con calidad de vida. Con toda la información sobre la mesa, cada uno puede tomar sus propias decisiones.