Si ya era conocido que los hombres y las mujeres tenían distinta sensibilidad para percibir el dolor en su cuerpo, un estudio de la Universidad de Toronto publicado por la prestigiosa “Nature Neuroscience” ha determinado que también hay diferencias en la transmisión por el cuerpo de ese dolor.
En su estudio, utilizaron ratones machos y hembras para estudiar cómo se transmitía el dolor por el sistema nervioso de cada animal, y lo que descubrieron fue sorprendente.
Los investigadores creían que el dolor desde el punto en el que se producía la lesión se transmitía por el sistema nervioso a través de una célula común llamada microglia, pero, en el caso de los ratones que eran hembras, esto no sucedía así.
En esos casos, la célula que se encargaba de llevar el dolor por el sistema nervioso era una de las llamadas células T, que nada tiene que ver con la que se encargaba de lo mismo pero en los ratones machos.
¿Y esto qué implicaciones puede tener en el día a día?
Para los investigadores, este descubrimiento tiene especial importancia porque cambia totalmente el punto de vista de la transmisión del dolor y de la forma de curarlo.
Según comenta Michael Salter, de la Universidad de Toronto y coautor del estudio, esto va a provocar mayor investigación en la búsqueda de medicamentos más sofisticados y más enfocados, en primer lugar, a cada dolor y, en segundo lugar, y aquí está lo novedoso, a cada sexo.
Si esto se tradujera finalmente en una aplicación real para la vida diaria, estaríamos hablando de que, si te haces un esguince de tobillo, no tendrías que tomar el mismo medicamento si eres hombre que si eres mujer, y pasaría de forma similar si se hablara de dolores crónicos, aquellos que se repiten continuamente.