Si eres un aficionado a los deportes que implican un ejercicio físico bastante fuerte, ya estarás más que acostumbrado a ver cómo vienen y van sin dar mayor guerra pero ¿sabes por qué ocurre esto en tu cuerpo?
Estas manchas aparecen cuando se rompe un pequeño capilar por debajo de la piel, esos pequeños conductos por donde viaja la sangre de nuestro organismo. A veces, a causa de un golpe, otras, por culpa del ejercicio.
Esto ocurre por culpa de la tensión a la que sometemos a ese músculo que estamos trabajando y que está recubierto de capilares. Al tensarse en exceso, estos pequeños vasos sanguíneos que enlazan en el organismo las circulaciones arterial y venosa formando redes, pueden sufrir pequeñas roturas que provocan un derrame interno.
Para que te hagas una idea con un sencillo ejemplo, ocurre lo mismo que cuando te estás rascando (vamos a dejarlo ahí) la nariz y, de repente, te empieza a salir sangre. En este caso, al existir una vía de escape, no hay moratón posible.
En un caso un poco más grave, también aparecen cuando sufres una lesión. Por ejemplo, cuando sufres una torcedura de tobillo, en los primeros días, si el esguince es un poco grave, verás cómo aparece una gran mancha morada alrededor de tu tobillo y de tu pie. Esto es provocado por lo mismo: la rotura de un vaso sanguíneo provocado por una hiperextensión del tendón.
En cualquier caso, y aparezca de la manera que sea, has de saber que los moratones tienen siempre los días contados. A medida que la piel drene la sangre que se ha escapado de ese vaso sanguíneo, irá tornando a un color más amarillento para volver a tu color habitual en unos días. ¡Ah, y no por tener algún moratón tienes que dejar de hacer ejercicio!