Frecuencia cardiaca, ritmo promedio, pasos caminados durante un día, kilómetros recorridos corriendo o posición GPS eran solo algunas de las funciones que conformaban el mapa de los usos y aplicaciones para los que se podían usar las pulseras de fitness, pero ahora hay más.
Con el paso de los años, los investigadores han llevado a cabo estudios que incluyen estos gadgets para mejorar la vida de los pacientes con cáncer.
Una de los principales medidores de cómo va un tratamiento contra el cáncer es el tiempo que el paciente pasa recuperándose entre una toma de quimioterapia y la siguiente. Como es sabido, este tratamiento químico es, por el momento, lo más eficaz para eliminar las células malignas, con la contraindicación de que también elimina un buen número de células sanas.
Los efectos secundarios, dejando de lado la pérdida de pelo, son vómitos, falta de apetito, debilidad muscular y apatía general. Por eso es tan importante para los médicos poder monitorizar esa actividad entre toma y toma para saber cómo de duro está resultando el tratamiento para el paciente.
Porque uno de los problemas principales con los que se encuentran los médicos especialistas es la falta de rigor por parte de los pacientes que, en consulta, les dicen que se encuentran bien pero, en realidad, cuando llegan a casa, se meten en la cama o no realizan actividad alguna porque no se encuentran realmente bien.
Es en estos casos donde las pulseras de fitness pueden jugar un papel determinante para ayudar a los galenos a ver la evolución real de los pacientes.
Si dentro del tratamiento contra el cáncer se incluye el uso diario de una de estas pulseras fitness para monitorizar la actividad del paciente, el médico podrá evaluar en la consulta si realmente lo que le está contando su paciente se corresponde con la actividad que ha recogido la pulsera fitness durante ese periodo de tiempo.
Otra de las opciones que están disponibles dentro de algunas pulseras fitness es la posibilidad de que los médicos puedan ver, en cada momento, la actividad física que está realizando su paciente de cáncer, aunque esto chocaría por un lado con la privacidad personal de cada uno y, por el otro, con la saturación actual de trabajo para los médicos.
Y esto no es baladí, porque está demostrado la importancia de los hábitos de vida a la hora de la recuperación contra el cáncer. En un análisis de 82 estudios revisados sobre intervenciones de estilo de vida para pacientes con cáncer, la actividad física tuvo un efecto positivo de pequeño a moderado en pacientes con cáncer durante el tratamiento, incluido el nivel de actividad general o la aptitud aeróbica.