El término “viejoven” es una palabra que aún no está admitida en el diccionario de la Real Academia de la Lengua (donde sí están, por ejemplo, “amigovio”, “pompis” o “papahuevos”) y que, sin embargo, tiene una gran importancia en la actualidad.
Es así porque, hoy en día, no es extraño ver a adolescentes comportándose como personas ya entradas en una edad avanzada, prefiriendo, por ejemplo, mirar su terminal móvil antes que estar pasándoselo bien con sus amigos de manera analógica.
Sin embargo, hay una explicación que va más allá del simple análisis sociológico de la sociedad actual. Hablamos de biología, de las células que componen nuestro organismo y que lo dicen todo de nosotros.
El prestigioso cardiólogo Valentín Fuster y el periodista Josep Corbella tratan de explicarlos en el libro “La ciencia de la larga vida”. En él, hacen una diferenciación que es fundamental para comprender de lo que estamos hablando: la edad real frente a la edad cronológica.
“El problema es que los años que tenemos no nos dicen realmente hasta qué punto somos más jóvenes o más viejos”, sostienen. “Nos dicen únicamente cuántos años han pasado desde que nacimos. Lo que podríamos llamar nuestra edad cronológica; sin embargo, ser más joven o más viejo, lo que podríamos llamar nuestra edad biológica (…) es más complejo y sutil”, explican.
Y ahí está la principal diferencia que debemos hacer para determinar si una persona es vieja o no, además de que, como explican, hay quienes parecen ancianos a los 70 años y quienes parecen jóvenes a los 80, debido a que se sienten bien, activos, y no han perdido la ilusión.
¿Cómo podemos saber la edad biológica?
Según explican Fuster y Corbella en el libro, el Centro de Prevención y Enfermedades de EE.UU. ha creado una fórmula para saber la edad del corazón. “Partiendo de la edad cronológica de una persona y corrigiéndola en función del sexo, la tensión arterial, el tabaquismo, la diabetes y el índice de masa corporal”, añaden.
El estudio del CPC de Estados Unidos está disponible para todo el mundo en este enlace, donde puedes calcular la edad real de tu corazón si introduces los parámetros que te van pidiendo. Fácil.
Por otro lado, en la Universidad de Duke (Carolina del Norte), también han realizado un estudio sobre este tema, solo que mucho más complejo. En él evaluaban parámetros como el estado del sistema inmunitario, vascular, renal, cardiaco, respiratorio, las encías, las arterias de la retina, agilidad física y mental…
“Cuando se ha aplicado este algoritmo a un grupo de 954 hombres y mujeres nacidos hace 38 antes se ha observado que solo el 20% tenía una edad biológica de 38 años. La mayoría estaban entre los 34 y los 42 años (…) y una minoría que no llegaba a los 30 años”, explican los autores del texto.
Así que, sea de una manera u otra, lo mejor es llevar un estilo de vida saludable (esto incluye no fumar ni beber en exceso) y vivir el presente sin dejar de lado los planes a medio plazo que nos mantengan vivos y activos.