Con la llegada del buen tiempo es muy probable que te estés planteando ponerte manos a la obra con la “operación bikini”, sin embargo, antes de lanzarte a la carrera (nunca mejor dicho) es importante que tengas en cuenta algunos aspectos, ya que es cierto que el deporte te aporta múltiples beneficios, pero también hay algún que otro inconveniente que has de tener en cuenta.
El suelo pélvico
Puede que no le prestes mucha atención, pero el suelo pélvico son un conjunto de músculos que influyen mucho en tu bienestar del día a día. Estos se extienden desde la parte delantera de la pelvis hasta el coxis, en la espalda, y son los encargados de sostener la vejiga, el intestino y el útero dentro de la pelvis. Como podrás imaginar, teniendo en cuenta todos los órganos en los que influye, las funciones de esta musculatura son vitales para tu salud y bienestar.
De este modo, tal y como recoge la compañía Intimia, un suelo pélvico fuerte y tonificado resulta primordial para el control del esfínter urinario y anal. Asimismo, juegan un papel fundamental durante el embarazo, ayudando a soportar el peso extra del bebé, además de que estos músculos son los encargados de ayudar a empujarlo a través de la vagina durante el parto.
Vale, ¿y entonces, qué problema puede haber en practicar deporte? Mantenerse en forma es necesario para tener una buena salud, sin embargo, ciertas actividades de alto impacto pueden poner en riesgo nuestra musculatura pélvica.
De hecho, la presión que se ejerce sobre el suelo puede provocar pérdidas de orina, conocida como incontinencia de esfuerzo. Sin embargo, según «I Estudio sobre Salud Íntima de los Españoles» de Intimina, un 40% de las mujeres desconoce que los deportes de alto impacto debilitan la musculatura pélvica.
De este modo, practicar running, aeróbic, tenis, pádel, equitación, baloncesto, esquí o halterofilia, pueden afectar la zona perineal, por lo que es necesario evitarlos cuando tengas los primeros síntomas de incontinencia. Por desgracia, pese a que no se hable mucho de este tema, no se trata de un hecho aislado, ya que 1 de cada 3 mujeres que practican este tipo de ejercicios con regularidad pueden comenzar a sufrir pérdidas de orina.
¿Qué hacer si esto sucede?
Si te gusta alguno de estos deportes y no quieres renunciar a ellos, hay formas de que puedas proteger tu suelo pélvico como incorporar los ejercicios Kegel a tu rutina diaria. Para ello, el primer paso es identificarlos, existen varios trucos para hacerlo, pero el más fácil es el de cortar la orina cuando vas al baño (tan solo a modo de prueba, para tener claro cuáles son, pero nunca como ejercicio). Una vez los hayas localizado y seas capaz de realizar una contracción de los mismos, estás lista para empezar tu programa de entrenamiento diario con ejercicios de Kegel.
Lo primero que debes hacer es ponerte en la postura en la que contraer los músculos de tu suelo pélvico te resulte más sencillo. Puede ser tumbada boca arriba, de lado, boca abajo... Una vez la tengas, puedes comenzar a realizar contracciones de los músculos que rodean los orificios de tu periné (ano, vagina y uretra).
Es importante que mientras contraes, sigas respirando de manera natural, no aguantes el aire ni cambies tu patrón respiratorio habitual. Después de cada contracción, relaja los músculos lentamente, dejando que regresen a su posición inicial durante unos 15-20 segundos. Y es que, lo importante no es la cantidad de contracciones que realices, si no hacerlas bien.